Bajo el seudónimo de “John Doe” , la fuente de esas revelaciones, en sus primeras declaraciones desde el estallido del caso en abril, promete su “cooperación” para los “miles de procesos” que podrían derivar del escándalo. A condición, precisa, de que a los los denunciantes se les garantice “la inmunidad contra las represalias gubernamentales”.
“La próxima revolución será digital. O quizá ya haya comenzado”, asegura en su extenso “manifiesto” redactado en inglés, considerando que el “acceso a la información”, muy desigual pese a la revolución de internet, es la clave de un sistema capitalista “que se va acercando a la esclavitud económica”.
Su decisión de entregar gratuitamente a un centenar de medios cerca de 11,5 millones de documentos del gabinete de abogados panameño Mossack Fonseca es “personal”, pues se dio cuenta “de la amplitud de las injusticias” que los archivos describen, explica.
“Yo no trabajo ni nunca he trabajado para un gobierno o una agencia de inteligencia, ni directamente ni como asesor”, precisa, sin dar ningún detalle sobre su nacionalidad, su identidad o sus funciones.
El autor acusa a Mossack Fonseca de utilizar “su influencia para escribir y torcer las leyes en todo el mundo en favor de intereses criminales durante varias décadas”, protegiendo a través de sociedades pantalla legales “un amplio abanico de crímenes que van más allá de la evasión fiscal”.
Sin embargo, “durante 50 años, las ramas ejecutiva, legislativa y judicial del poder en todo el mundo han fracasado por completo en el tratamiento de la metástasis de los paraísos fiscales”, apuntando contra “ciudadanos con ingresos bajos y medios” más que contra los más ricos, continúa.
Aquel que confió sus revelaciones al Süddeutsche Zeitung y al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) acusa también a los medios de comunicación, lamentando la “falta de financiación” para el periodismo de investigación y el desinterés de los grandes medios en reunirse con él.
“Los redactores jefe de varios grandes diarios han podido consultar los documentos de los papeles de Panamá, a pesar de que aseguren lo contrario. Eligieron no explotarlos”, asegura, agregando que “incluso Wikileaks no respondió a múltiples solicitudes”.
Desde principios de abril, las revelaciones de los papeles de Panamá han provocado la apertura de numerosas investigaciones en todo el mundo y provocaron la dimisión del primer ministro islandés y de un ministro español.
Estos documentos desvelaron, principalmente, la utilización a gran escala de sociedades ’offshore’ que permitían emplazar activos en territorios opacos y de baja tributación.