Francisco viaja a Emiratos en primera visita papal a la península arábiga

DUBÁI. El papa Francisco inicia el domingo un viaje a Emiratos Árabes Unidos, el primero de la historia de un pontífice a la península arábiga, y en el que aspira a estrechar vínculos con el islam.

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Esta visita “no podía ser más oportuna”, dijo a la AFP monseñor Paul Hinder, obispo de la vicaría apostólica de Arabia del sur, que incluye Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen.

“Estoy feliz (...) de escribir en su querida tierra una nueva página en las relaciones entre las religiones, confirmando que somos hermanos pese a ser diferentes”, subrayó el papa argentino en un mensaje destinado al pueblo emiratí.

Francisco llegará a Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, para una estancia hasta el martes en la que participará en un encuentro interconfesional y se reunirá con el gran imán sunita de Al Azhar, el jeque Ahmed al Tayeb, al que ya visitó en Egipto en 2017.

Para Francisco, la organización de este encuentro interreligioso refleja “la valentía y la voluntad de afirmar que la fe en Dios une y no divide, acerca, pese a las diferencias, aleja de la hostilidad y la aversión”.

Partidario del diálogo con otras confesiones cristianas y otras religiones y de las las visitas de “periferia”, el pontífice argentino ya ha viajado varias veces a países musulmanes: a Oriente Medio y Turquía en 2014, Azerbaiyán en 2016 y Egipto en 2017.

El príncipe heredero de Abu Dabi, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, alabó a su invitado como “un hombre de paz y de amor”, expresando su esperanza de que “las generaciones venideras prosperen en la paz y la seguridad”.

En estos últimos años, Emiratos fue blanco de críticas reiteradas por su intervención militar en Yemen al lado de los sauditas.

Al contrario que su vecino saudita, que prohíbe la práctica de otras religiones que no sean el islam, Emiratos Árabes Unidos quiere proyectar una imagen de país tolerante.

Entre su población, en un 90% extranjera, se encuentran numerosos cristianos, especialmente trabajadores indios y filipinos. En esa línea, Emiratos, que presume de contar con un ministro de la Tolerancia, declaró 2019 el “Año de la Tolerancia”.

Hay cerca de un millón de católicos en este país, adepto a un islam más bien moderado y cuya sociedad está bastante abierta al mundo exterior.

No obstante, las autoridades controlan las prácticas religiosas y reprimen la contestación política o la explotación de la religión, incluso por los islamistas.

“No controlamos las plegarias del viernes, pero las regulamos por el bien común, para evitar la diseminación del discurso del odio como hemos visto en numerosos países, incluyendo en Europa”, explicó a la AFP un dirigente emiratí.

La organización Amnistía Internacional pidió al Papa que ponga sobre la mesa en Abu Dabi la cuestión del respeto de los derechos humanos y deploró que numerosos disidentes permanezcan detenidos en el país.

En el último día de su visita el martes, el papa Francisco oficiará una misa en la que participarán más de 130.000 personas, convirtiéndose en el acto más multitudinario jamás vivido por el país, según los medios locales.

Los católicos que asistían a una misa al aire libre el miércoles en Dubái hicieron cola durante horas en la iglesia católica de Santa María para conseguir entradas para esa gran misa en el estadio Zayed Sports City de Abu Dabi.

Las parroquias de todo el país recibieron un paquete de entradas, 41.000 en el caso de la de Santa María, según el sacerdote Lennie Connully.

“Tratamos de contentar a todo el mundo porque podría haber entradas adicionales en otras parroquias”, explicó.

Más de 2.000 autobuses transportarán a fieles de todo el país hasta Abu Dabi, según los medios locales.

Para la filipina Mylene Lao Estipona, de 43 años, recuperada de un cáncer, y que vive en el país desde hace 13 años, el viaje de Dubái a Abu Dabi y las largas colas para ver al papa son un pequeño precio a pagar para cumplir el sueño de su vida.

Dijo que su fe le dio “una segunda oportunidad” y la fuerza para vencer su enfermedad.

El papa argentino, que se convirtió en 2013 en el primero latinoamericano de la historia, es descrito a menudo como “el papa del pueblo”.

“La cultura latina es una cultura exuberante, una cultura extrovertida, muy diferente de la cultura europea”, dijo el padre Connully con una sonrisa. “Son muy diferentes, muy agradables, hacen amigos fácilmente. Eso se ve en el papa Francisco”.

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