“El papa va a comunicar con su pueblo en lengua materna. Va a potenciar su expresividad y su libertad. Nos esperamos muchas sorpresas y salidas fuera de los discursos”, anticipa Carriquiry, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, en una charla con la AFP.
“Es que tiene un lenguaje muy directo y socarrón”, comentó el uruguayo, amigo desde hace décadas del papa argentino.
Carriquiry, quien desde hace 40 años está al servicio de la Santa Sede, considera clave los países escogidos para lo que considera la “primera visita” del papa a América Latina.
“La de Brasil en 2013 fue un viaje apostólico con motivo de un acontecimiento internacional y no una visita pastoral”, sostiene.
Al elegir tres países que no figuran entre los grandes de América Latina, “ni siquiera medianos”, recalca, el papa argentino decidió comunicar con esa enorme “clase media popular” que ha salido de la pobreza en el último decenio.
“Viaja a tres países que son periferias, pero que yo digo que son periferias emergentes”, explica.
“Hace 30 años, cuando los visitó Juan Pablo II eran países con una pobreza generalizada, con enormes desigualdades sociales, una inestabilidad política impresionante y una iglesia muy polarizada”, recuerda.
“Hoy después de doce años de bonanza y crecimiento económico impresionante, siguen creciendo, se prevé que en 2015 van a crecer 4 y 5%”, sostiene.
“Ese crecimiento económico ha sacado del inmovilismo a las masas indígenas campesinas, que son importantísimas y las ha incorporado como protagonistas de la nueva ciudadanía de esos países”, subraya Carriquiry, doctor en derecho y ciencias sociales.
A esos nuevos latinoamericanos, liderados por “gobernantes pragmáticos”, dice, el papa se presenta con dos documentos, sus dos encíclicas, “Evangelii Gaudium” y “Laudato Si’”, que “contienen todas sus enseñanzas”, dice.
“Va a hablar de los grandes problemas ecológicos y ambientales de esos países y de la cultura del encuentro, de derribar muros, suscitar convergencias”, adelanta el uruguayo, quien ha colaborado en la preparación de diversos viajes pontificios en América Latina.
“El tema de la familia va estar muy presente”, reconoce.
“Va a hablar mucho en Ecuador de la familia, de la colonización ideológica porque el presidente Rafael Correa ha sido muy duro con la ’teoría del gender’, del género”, asegura.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa, un progresista en asuntos sociales y un devoto católico en asuntos morales, se opone con fuerza a la despenalización del aborto y al matrimonio gay.
“El papa siempre dice ’de las periferias se ve mejor el conjunto’”, repite Carriquiry.
“Desde esos países Francisco va a mirar el conjunto de América Latina y ese conjunto está atento e involucrado. Después va a proseguir con Cuba”, asegura.
“Va a insistir mucho con los líderes políticos y sociales sobre el tema de la cooperación, de la fraternidad y la integración de los pueblos de América Latina”, sostiene.
“El papa tiene una popularidad y una credibilidad que suscita muchas esperanzas, desde los presidentes hasta el último de los campesinos, algo que va más allá de los confines de la Iglesia católica, así que el abrazo entre el pontífice y estos pueblos va a ser impresionante”, asegura.
El experto en asuntos latinoamericanos, de 71 años, que fue colaborador de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, reconoce sin embargo de que se trata de un viaje agotador.
“Es un viaje muy exigente para el organismo, subidas y bajadas. Pero estamos acostumbrados a que el papa se fije agendas extremadamente exigentes para sí mismo. Es decir, no se cuida bastante. Se abandona a la Providencia y se entrega hasta el último resquicio de su cansancio”, recalca con tono entre admirado y preocupado.