La medida no generaría gastos a los cofres públicos, ya que se contempla un plazo de 120 días para que la Casa de la Moneda comience a imprimir los nuevos billetes sin la frase, según un comunicado de la Procuraduría de Derechos del Ciudadano de Sao Paulo, impulsora de la moción.
La expresión está impresa en los billetes de todas las denominaciones de la moneda brasileña (2, 5, 10, 20, 50 y 100 reales).
Durante la fase de investigación del proceso, el Banco Central explicó a la fiscalía que la frase religiosa se ampara en la Constitución de 1988, en cuyo preámbulo se afirma que esta fue promulgada “bajo la protección de Dios”.
No obstante, el lema fue impreso por primera vez en la divisa brasileña antes de esa fecha, en 1986, en los billetes de cruzado, por decisión del entonces presidente, José Sarney.
La frase se mantuvo en las siguientes denominaciones de la divisa brasileña que se sucedieron rápidamente en medio de una grave crisis inflacionaria: el cruzado nuevo, el cruzeiro, el cruzeiro real y el real, implantado en 1994.
El entonces ministro de Hacienda y después presidente, Fernando Henrique Cardoso, decidió mantener la expresión religiosa al entender que es una “tradición de los billetes brasileños”, a pesar de tener entonces solo ocho años de existencia.
Los billetes de real se han mantenido sin cambios hasta 2010, cuando el Banco Central comenzó a introducir progresivamente una nueva serie, con más medidas de seguridad y un diseño muy parecido al original, que mantiene la frase cristiana.
En la moción, el procurador de los Derechos del Ciudadano, Jefferson Aparecido Dias, afirmó que ninguna ley autoriza la inclusión de expresiones religiosas en el dinero.
Asimismo reiteró que el objetivo de la acción es resguardar el derecho de libertad religiosa de todos los ciudadanos, aunque la amplia mayoría de los brasileños profesa credos cristianos.
Dias sostuvo en su argumentación que si los reales tuvieran expresiones como Alá sea loado, Buda sea loado, Salve Oxossi, Salve lord Ganesha o Dios no existe, “con certeza cristalina habría agitación de la sociedad brasileña por la vergüenza sufrida por los ciudadanos creyentes en Dios”.
El 64,6 por ciento de los brasileños, cerca 123 millones de personas, son católicos y el 22,2 por ciento, cerca de 42 millones de personas, son fieles de los credos evangélicos, según datos del censo de 2010.
En el país también se profesan de forma minoritaria religiones espiritistas y credos de origen africano, mientras que un 8,0 por ciento de la población afirmó que no tiene religión definida, de los que solo una minoría (615.096 personas) se declaró ateo ante el censo.