La apelación se sustenta en que la sentencia, impuesta el pasado 21 de febrero, “se desvía significativamente” de lo esperado debida la gravedad del caso, argumentaron los fiscales, según informó hoy el diario Times of Israel.
La defensa de Azaría también apeló la pena, así como el veredicto de culpabilidad, en contra de las recomendaciones de los letrados. Esta decisión provocó la dimisión la semana pasada de tres de los cuatro abogados que le defendieron, que entienden que la pena es extremadamente leve para una condena por homicidio y consideraron su caso un éxito.
En marzo de 2016, Azaría, de 20 años de edad, pegó un tiro en la cabeza a Abdel Fatah al Sharif, de igual edad, cuando éste permanecía en el suelo inmovilizado y desarmado después de haber recibido varios disparos por participar momentos antes en un ataque con cuchillo contra otro uniformado, que resultó herido, en la ciudad cisjordana de Hebrón.
El incidente se difundió masivamente por un vídeo grabado por un voluntario de la ONG israelí Betselem, que documenta los abusos de la ocupación israelí en los territorios palestinos ocupados, y enfrentó a la sociedad israelí, dividida entre los que respaldan la reacción del soldado y los que la rechazan.
El tribunal sentenció que Azaría disparó “sin motivo”, porque “sentía que el terrorista merecía morir” y que lo hizo sabiendo que lo mataría.
Organizaciones como Amnistía Internacional o la ONG Adalah dieron la bienvenida a la sentencia del que ha sido el primer caso en diez años en que un soldado es condenado por matar en acto de servicio, si bien la consideraron insuficiente.
Por su parte, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos calificó la pena de “inaceptable” y aseguró que se enmarca en “la larga cultura de impunidad” existente en Israel, sumándose a críticas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que tachó el castigo de “parodia”.