Filipinas lucha para llevar más ayuda humanitaria a víctimas del tifón

MANILA. Cinco días después de que el tifón “Haiyan” devastara la región central de Filipinas, el Gobierno y la comunidad internacional trabajan para asistir a las víctimas que, sin agua ni comida, esperan desesperadamente la llegada de ayuda humanitaria.

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Los equipos de rescate avanzaban con dificultades para hacer llegar más materiales de primera necesidad y personal médico hacia las zonas más afectadas, como Tacloban, en la provincia de Leyte, donde varias carreteras siguen cortadas.

El presidente del Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino, Rene Almendras, dijo que “se exploran todas las alternativas” para enviar una ayuda cuyo volumen “es tan grande que no podemos moverla toda por vía aérea”.

Almendras indicó a Radyo Inquirer que varios aviones C-130 de las fuerzas aéreas filipinas y otros facilitados por Estados Unidos vuelan directamente a Tacloban, pero que el grueso de la ayuda tiene que distribuirse desde el aeropuerto internacional de Cebú.

También encuentran dificultades organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF), que desde el sábado dispone de un equipo de 23 personas en Cebú que ayer no pudo volar a Tacloban debido al mal tiempo.

“Es una pesadilla logística. Los enlaces de transporte en la zona están seriamente alterados, lo que hace el acceso particularmente difícil. El aeropuerto de Tacloban ha sufrido muchos daños y las carreteras están bloqueadas por los escombros”, indicó MSF en un comunicado.

La organización prevé reforzar su personal con un centenar de médicos, enfermeras, cirujanos y personal logístico en los próximos días.

“Es importante que la gente reciba tratamiento tan pronto como sea posible para evitar complicaciones e infecciones. Hay muchos cadáveres y es importante como se gestionan ante el riesgo de brotes de enfermedades como el tétanos o la leptospirosis”, añadió MSF.

La Organización Mundial de Salud (OMS) asumió la coordinación de los aspectos relacionados con la salud en esta emergencia para “garantizar que los suministros se envían con rapidez hacia los lugares donde hay mayores daños como Tacloban, Cebú y la costa este de Leyte”.

El organismo calificó el desastre con categoría 3, el nivel más elevado, equiparando la devastación causada por “Haiyan” a la del tsunami del Índico en 2004 o el terremoto que asoló Haití en 2010.

Hospitales de campo, médicos, medicinas y material sanitario han sido enviados a Filipinas, indicó en un comunicado la OMS.

La nota señaló que hospitales de campo y equipos médicos de Bélgica, Israel, Noruega y Japón ya se encuentran en la región de Visayas, y que se dirigen al lugar más material de Australia y Alemania.

“Además de dar respuesta a heridos y traumatizados, estas necesidades deberán ser atendidas en unas circunstancias muy difíciles”, añadió la OMS.

La ONU instó ayer a la comunidad internacional a enviar ayuda por valor de 301 millones de dólares a Filipinas para desarrollar la respuesta de emergencia durante seis meses en el país.

El Gobierno filipino cifró hoy en 3.800 millones de pesos (unos 89,5 millones de dólares) la ayuda procedente de 36 países y organizaciones extranjeras, en el día en el que “Haiyan” se confirmó como el tercer desastre natural con más víctimas mortales en la historia de Filipinas.

El Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino elevó a 2.275 la cifra provisional de muertos, con lo que el tifón se sitúa solo por detrás del tsunami de 1975 que causó entre 5.000 y 8.000 muertos en el sur de la isla de Mindanao y las inundaciones originadas en 1991 por la tormenta “Thelma” que mató a 5.100 habitantes en la ciudad de Ormoc, en la isla de Leyte.

El organismo gubernamental prosigue con el lento recuento oficial en su último informe publicado en el que también indica que 3.365 personas han resultado heridas mientras otras 80 están desaparecidas.

Estos datos rebajan las cifras de estimaciones anteriores de gobiernos locales y de organizaciones como Naciones Unidas, que elevaron el número posible de muertes hasta los 10.000.

El balance del Consejo coincide con la cifra ofrecida por el presidente filipino, Benigno Aquino, que en una entrevista a la cadena “CNN” situó el posible número de fallecidos entre los 2.000 y los 2.500.

“Diez mil, creo yo, es demasiado”, afirmó Aquino, quien consideró que los funcionarios locales que proporcionaron esa estimación facilitaron los datos demasiado pronto como para poder calcular una cifra precisa.

En total, el Consejo indicó que unos 6,9 millones de filipinos en 41 provincias están afectados por el tifón, con 582.303 personas desplazadas, de las cuales solo 286.433 han podido ser realojados en 993 centros de evacuación.

Las autoridades también calculan que unas 80.047 casas quedaron completamente destruidas a causa de los vientos sostenidos de más de 235 kilómetros por hora y la subida del nivel del mar de hasta cuatro metros. 

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