En una breve ceremonia en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, con la presencia de toda la cúpula militar en uniforme de gala, Juan Carlos, de 76 años, ciñó la faja de seda roja ornada con borlas doradas a la cintura de su hijo, simbolizando el paso del testigo.
Vestidos los dos con uniformes militares y luciendo varias insignias sobre el pecho, Felipe y Juan Carlos se abrazaron y dieron dos besos ante la mirada atenta de la reina Letizia, de la princesa heredera Leonor, de 8 años, y de su hermana Sofía, de 7 años.
El ministro de Defensa Pedro Morenés, la reina Sofía -esposa de Juan Carlos que como él conservará el título de por vida-, la infanta Elena -hermana mayor de Felipe- y el hijo de ésta, Felipe Juan Froilán, asistieron también al acto.
Se daba así inicio a la jornada de proclamación de Felipe VI, oficialmente nuevo monarca desde que a medianoche (18:00 del miércoles en Paraguay) entró en vigor la abdicación de su padre, anunciada el 2 de junio para gran sorpresa de todo el país.
Los reyes Felipe y Letizia partieron después en un Rolls-Royce del patrimonio nacional español hacia el Palacio del Congreso, donde tendrá lugar una ceremonia de jura sin la presencia de Juan Carlos, que quiso dejar así todo el “protagonismo” a su hijo.
Tampoco asistirán jefes de Estado extranjeros ni representantes de otras monarquías ni habrá, a diferencia de la proclamación de Juan Carlos I en 1975, una ceremonia religiosa.
Tras la jura, Felipe VI presidirá un desfile militar antes de recorrer junto a Letizia el centro de la capital, engalado para la ocasión, hasta el Palacio Real.
Allí, ante miles de personas reunidas en la Plaza de Oriente, la nueva pareja real debe salir a saludar al balcón junto a Juan Carlos y Sofía.