FARC y ELN, las guerrillas más antiguas de América

BOGOTÁ. Las FARC y el ELN cumplen 50 años como las guerrillas comunistas más antiguas de América, medio siglo en el que han puesto en jaque al Estado colombiano y han sufrido incontables golpes militares de los que han resucitado.

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El año 1964 marcó un antes y un después en la historia reciente de Colombia, ya que surgieron esas guerrillas en defensa de los campesinos y contra la desigualdad, y comenzó un conflicto armado que ha dejado 220.000 muertos y casi seis millones de desplazados forzosos, según datos del Centro de Memoria Histórica de este país.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) nacieron el 27 de mayo de ese año en Marquetalia, región del Tolima, donde un grupo de liberales armados, entre ellos Pedro Antonio Marín, alias “Tirofijo”, intentó frenar una ofensiva del Ejército que buscaba poner fin con la comunidad campesina autónoma que regía en el lugar.

Semanas después, el 4 de julio, dieciséis hombres inspirados en la Revolución Cubana organizaron una protesta en el municipio de San Vicente de Chucurí, en las montañas de Santander, y fundaron el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Ambos grupos, que se constituyeron al tiempo pero pocas veces han hecho coincidir sus intereses, están hoy más unidos que nunca por las titánicas ofensivas militares a las que han sido sometidos y sobre todo porque buscan acuerdos con el Gobierno.

De hecho, a dos semanas del aniversario de las FARC y en vísperas de las elecciones presidenciales del domingo, anunciaron un alto el fuego conjunto por primera vez en la historia del conflicto.

La cuna de las FARC fue el sur del Tolima, una región cafetera y convulsa por los choques entre grandes hacendados y campesinos colonizadores bajo la órbita del Partido Comunista.

El conflicto de la tierra y la violencia desatada entre liberales y conservadores a raíz del asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, había llevado a cientos de familias a agruparse en torno a comunidades autónomas y armadas, como Marquetalia.

En 1961, el senador conservador Álvaro Gómez Hurtado tildó a Marquetalia y otras agrupaciones campesinas de “repúblicas independientes”, lo que desató una operación militar para recuperar la soberanía del Estado.

Así se gestaron las FARC, que forjó una historia de lucha a favor de los oprimidos, pero también de secuestro, narcotráfico y muerte.

Políticos, como la excandidata presidencial Íngrid Betancourt y su compañera Clara Rojas, gobernadores, diputados, contratistas estadounidenses del Pentágono, policías, militares y civiles sumaron varios miles de cautivos durante años en las selvas de Colombia.

En sus mejores momentos, a finales de los años noventa del siglo pasado, cuando contaban con casi 20.000 hombres armados, las FARC llegaron a tener acorralada a Bogotá, tomaron pueblos y ciudades enteras, incluso capitales de departamento, como Mitú, en el Vaupés.

Entre 1998 y 2002, durante el Gobierno de Andrés Pastrana, se celebraron las negociaciones más largas con esa guerrilla, en el Caguán, que terminaron en un rotundo fracaso cuando las FARC secuestraron un avión en el que viajaba un senador.

Así llegó al poder Álvaro Uribe, en 2002, su Política de Seguridad Democrática y la implementación del Plan Colombia, que se tradujo en 8.000 millones de dólares en ayuda estadounidenses para la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico y la modernización de las Fuerzas Armadas.

Eso obligó a las FARC a replegarse a zonas aisladas y, con su tropa reducida a unos 8.000 guerrilleros, inició en 2012 un diálogo de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos en Cuba.

A dos semanas de su 50 aniversario, este grupo había cerrado tres acuerdos con el Gobierno relativos al problema de la tierra, participación política y drogas con el ánimo de poner cuanto antes fin al largo conflicto armado.

En cuanto al ELN, la segunda guerrilla colombiana, cuenta con unos 1.500 miembros, fue fundada por religiosos comunistas y se ha sostenido en buena media por el apoyo universitario.

Los “elenos”, como se les conoce, siempre han tenido en su punto de mira los recursos naturales y han sido un azote para las petroleras y mineras con la voladura de gasoductos y torres de energía, pero también han hecho uso del secuestro para financiarse.

Una de sus últimas acciones fue en 2013 con la captura del directivo de la minera Braewal Mining, el canadiense Jernoc Wobert, que forzó a esa empresa a renunciar a parte de su actividad en Colombia.
Esto volvió a poner en los ojos de la comunidad internacional a esta guerrilla, cuando las FARC ya negociaban la paz.

El ELN cumplirá 50 años también con la voluntad de sentarse con el Gobierno en una mesa similar a la instalada en La Habana, un anhelo que ha reiterado en múltiples ocasiones pero que aún no ha visto la luz.

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