“Es con el corazón compungido que les anuncio el deceso de nuestro querido presidente Michael Sata”, declaró el secretario general, Roland Msiska. Msiska dijo que Sata murió en el hospital londinense King Edward VII y pidió a sus compatriotas que guarden la calma.
Sata viajó la semana pasada a la capital británica para someterse a un tratamiento médico. Antes de partir, designó al ministro de Defensa, Edgar Lungu, presidente interino.
Desde hacía tiempo, corrían rumores que apuntaban que Sata se hallaba gravemente enfermo y no había sido visto en público desde que regresó de la Asamblea General de la ONU el mes pasado, donde no pudo dar su discurso.
“No estoy muerto”, dijo Sata el 19 de septiembre en el parlamento, en una rara aparición en público.
Pese a que oficialmente se negó que el presidente estuviera enfermo, los analistas aseguran que se ha estado dando una lucha de poder entre bambalinas para sucederle en el cargo. Sus seguidores que votaron por él en 2011 lo veían como un hombre de acción, mientras que para sus críticos Sata, que había sido policía, sindicalista y taxidermista, era un líder populista y autoritario.
Sus detractores, la prensa e incluso sus aliados eran a menudo atacados por este hombre que se ganó el apodo de “Rey Cobra”.
Recientemente, lanzó una campaña contra sus adversarios políticos y periodistas críticos, que informaron sobre su enfermedad y sus “viajes de trabajo”, aparentemente para tratamiento médico..