El Alto Tribunal de Pietermaritzburg comenzó a oír el lunes los argumentos de los abogados de Zuma, que denunciaron un “linchamiento” contra su cliente.
“Nosotros decimos que si este juicio continúa, solo será una caza de brujas”, dijo Jacob Zuma, de 77 años al término de la audiencia el lunes.
“Fiscales e investigadores conspiraron para meterme en prisión y evitar que me convirtiera en presidente”, agregó.
El exjefe del Estado (2009-2018) es sospechoso de haber recibido sobornos por 4 millones de rands (260.000 euros al cambio actual) del grupo francés de defensa Thales, a cambio de un contrato de armamento de casi 4.000 millones de euros concluido en 1999.
En el momento de los hechos, Zuma era ministro de su provincia de KwaZulu-Natal (noreste), antes de llegar a vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC) -partido en el poder- y después del país (1999-2005).
Al término de la audiencia, afirmó que era hora de abandonar los cargos que pesan contra él desde al menos 2003.
“Mis derechos han sido ultrajados de manera flagrante, tenemos la prueba de ello”, lanzó en Zulu delante de sus partidarios reunidos ante el palacio de justicia de Pietermaritzburg.
Los cargos contra Zuma fueron suspendidos y después restablecidos varias veces, luego de apelaciones y decisiones controvertidas de la fiscalía general.
Las audiencias continuará hasta el viernes ante el tribunal, que decidirá en una fecha aún por confirmar si continúa o detiene el proceso de Jacob Zuma.
El expresidente se vio obligado a dimitir en 2018, salpicado por numerosos escándalos, y fue reemplazado por su vicepresidente Cyril Rampahosa, que prometió limpiar su partido y el país de corrupción.
Un año y medio después, Zuma cuenta con apoyos de peso en el seno de la ANC, así como en su provincia natal.
El ANC ganó las legislativas el 8 de mayo. Sus diputados elegirán el miércoles a Ramaphosa para un nuevo mandato de presidente.