Mientras los inspectores ultiman los preparativos para empezar a trabajar el martes, sobre el terreno, la violencia continúa. Este domingo el bombardeo aéreo por parte del régimen de una escuela de enseñanza secundaria se saldó con al menos 12 estudiantes muertos. También hubo combates entre rebeldes y soldados en varios frentes, según una ONG siria.
Tras dos años y medio de conflicto, que ha causado la muerte de más de 110.000 personas, y la huida de millones de sirios del país, el régimen de Bashar al Asad y los rebeldes continúan decididos a combatir hasta el final, pese a los esfuerzos internacionales de encontrar una solución política.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que se reunió el sábado por primera vez con el jefe de la oposición siria, Ahmad Jarba, anunció una conferencia de paz para mediados de noviembre para intentar lanzar una transición política.
Por su parte el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Mualem, señaló que en esta conferencia no se podrá decidir el destino del presidente, una posición contraria a la de la oposición, que considera que Asad no puede participar en la transición.
Inspección de alto riesgo
Mientras tanto, la comunidad internacional trabaja en la destrucción de las armas químicas del régimen, acusado por Washington y sus aliados occidentales de haberlas utilizado el 21 de agosto en un ataque contra un bastión rebelde cerca de Damasco, que causó centenares de muertos.
Los expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) llevarán a cabo una de las operaciones de desarme más ambiciosas y más peligrosas jamás puestas en marcha en un contexto de guerra civil.
Se trata de eliminar más de 1.000 toneladas de productos tóxicos (sarín, gas mostaza) almacenados en todo el país. Naciones Unidas y la OPAQ buscan candidatos dispuestos a arriesgar su vida y a trabajar sin descanso para cumplir los plazos de desarme.
Todos las instalaciones identificadas en la lista remitida por Siria el 19 de septiembre a la OPAQ deben ser inspeccionados en 30 días.
En paralelo a esta misión, los expertos de la ONU continuaban este domingo su investigación en Siria para determinar el uso de armas químicas en varias zonas del país, después de confirmar a mediados de septiembre la utilización de estas armas prohibidas en un ataque el 21 de agosto.
Los expertos, dirigidos por Aake Sellström, deben finalizar su trabajo el lunes y presentar un informe a finales de octubre.
Acuerdo en la ONU
La resolución 2118 del Consejo de Seguridad aprobada el viernes por unanimidad obliga al régimen de Asad a destruir la totalidad de su arsenal antes de mediados de 2014. No obstante, los detalles del plan elaborado por rusos y estadounidenses el 14 de septiembre para inspeccionar y limpiar 45 almacenes de armas químicas debe precisarse, según diplomáticos.
El texto prevé la posibilidad de que la ONU pronuncie sanciones si el plan de desarme no es respetado. Sin embargo, no se trata de sanciones automáticas. En caso de que Siria viole sus compromisos, será necesaria una segunda resolución, lo que deja a Rusia una alternativa de bloqueo.
El régimen sirio, por su parte, afirmó en Nueva York que su país se había adherido a la convención para la prohibición de armas químicas independientemente de la resolución de la ONU y destacó la “seriedad” de su país en la aplicación de estos compromisos en materia química.