Víctimas de la acción humana, hasta un millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción, según un informe de la ONU presentado en París. Estos son algunos de los éxitos y de los fracasos en cuanto a la protección de la naturaleza:
Desde 2016, este tesoro nacional en China ya no figura entre las especies “en peligro de desaparición” de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El gobierno chino ha intensificado sus esfuerzos para salvar a este mamífero replantando bosques de bambú y financiando zoológicos en todo el mundo. No obstante, el panda gigante, que se ha convertido en un emblema de las especies a proteger, sigue siendo una especie “vulnerable” , con menos de 2.000 individuos en libertad.
Esta ave carroñera, que puede alcanzar los tres metros de envergadura, casi había desaparecido de varios países europeos a principios del siglo XX. En los últimos treinta años ha sido objeto de un programa de reintegración en varias cadenas montañosas en Francia, que ha aumentado su población a unas 60 parejas en ese país, pero su situación sigue siendo frágil.
El atún rojo, que tanto gusta a los gourmets japoneses, ha sido sobreexplotado durante décadas en el Mediterráneo y el Atlántico hasta que la perspectiva de que una de sus tres especies estuviera a un paso de entrar a la lista de especies amenazadas de la ONU empujó al mundo de la pesca a actuar. Desde entonces se han adoptado cuotas drásticas y medidas de protección que han permitido que la población de estos peces pueda recuperarse.
Hasta hace poco, este anfibio estaba condenado a desaparecer, con un solo macho conocido, Romeo, en el Museo de historia natural de Cochabamba, en Bolivia. Pero gracias a una campaña internacional para obtener fondos, una expedición de especialistas dio con su Julieta. Solo falta que la pareja se reproduzca.
El calentamiento global amenaza el emblema de Líbano, favoreciendo la proliferación de un insecto que roe las agujas de este árbol. Para hacer frente a esta situación, el ministerio de Agricultura puso en marcha un ambicioso programa a finales de 2012 para plantar 40 millones de cedros de aquí a 2030. El árbol, algunos de cuyos ejemplares tienen siglos de antigüedad, está clasificado como “vulnerable” por la UICN.
Los arrecifes de coral cubren sólo el 0,2% de la superficie del océano, pero contienen alrededor del 30% de las especies marinas conocidas hasta la fecha. Están amenazados por las instalaciones portuarias y turísticas, la pesca con explosivos o cianuro, la contaminación, el calentamiento de las aguas que provocan su blanqueo o la acidificación de los océanos.
Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, incluso si el calentamiento global se limitara a 1,5°C -misión imposible, según los científicos- entre el 70% y el 90% están condenados a desaparecer.
Presentes en los océanos desde hace 400 millones de años, los tiburones están amenazados, víctimas del apetito humano por su carne y sus aletas. De las 58 especies de rayas y tiburones evaluadas, 17 están clasificadas como en riesgo de extinción, según la UICN.
En 2012, a los 90 años, murió “Solitario Jorge”, el último representante de la emblemática especie de tortuga gigante terrestre Chelonoidis abigdoni que vivía en una de las Islas Galápagos, en Ecuador. Su muerte por causas naturales se produjo tras décadas de esfuerzos para que se reprodujera, lo cual lo convirtió en un símbolo de la lucha por la conservación de la fauna.