Alberto Nisman fue hallado muerto con un disparo en la cabeza hace casi cuatro años, un caso que sacudió a Argentina. Arroyo Salgado, quien representaba a sus hijas Iara y Kala en el proceso, denunció amenazas recurrentes y sostuvo que decidió “priorizar la paz y espiritualidad del núcleo familiar”, en un texto enviado este viernes al juez de la causa, Julián Ercolini.
El fiscal Nisman, que investigó por una década el atentado al centro judío AMIA que causó 85 muertos y 300 heridos en Buenos Aires en 1994, fue hallado sin vida el 18 de enero de 2015, con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento.
Su muerte se produjo días después de haber presentado una denuncia en la que acusó a la entonces presidenta Cristina Kirchner (2007-2015) y a varios de sus funcionarios, de encubrir a iraníes acusados como responsables del atentado. Arroyo Salgado estuvo casada con Nisman durante diez años. Tras su decisión, en la causa permanece como querellante la madre del juez, Sara Garfunkel.
Kirchner y varios funcionarios de su gobierno están procesados en otra causa paralela por la firma en 2012 de un memorándum con Irán, que buscaba indagar en Teherán a los acusados iraníes. El memorando nunca se aplicó porque no fue aprobado por el parlamento iraní. La justicia argentina considera que Nisman fue asesinado como consecuencia de su denuncia contra Kirchner, un fallo que fue confirmado en junio por la Cámara Federal (apelaciones).
Cuando Nisman apareció muerto, junto a su cuerpo había una pistola Barsa 22, de donde salió la bala y que el fiscal había pedido a su colaborador informático Diego Lagomarsino, actualmente procesado como “partícipe necesario” del crimen.