El test, bautizado ReEBOV y producido por la empresa estadounidense Corgenix fue probado en febrero en 105 pacientes sospechosos de haber sido infectados por el virus en dos centros médicos de Sierra Leona así como en 284 muestras sanguíneas recuperadas en laboratorio.
Los resultados han sido comparados con los obtenidos por el método tradicional que consiste en tomar una muestra y enviarla, de forma segura, a un laboratorio especializado en la detección del virus con un procedimiento que permite determinar su material genético (test RT-PCR) .
Este método puede tomar varios días y entraña riesgos para el personal encargado de la colecta, del transporte y de los propios test.
En cambio, el test ReEBOV dura solo una quincena de minutos. Consiste en depositar una gota de sangre obtenida con un pinchazo en el dedo en una banda de papel y situarla en un tubo de ensayo con anticuerpos que capturan una proteína específica del virus.
El test rápido ha permitido detectar todos los casos positivos identificados por el método tradicional, pero solo el 92% de los negativos.
Los investigadores dirigidos por la directora Nina Pollock del Children’s Hospital de Boston, también descubrieron que el test RT-PCR no es una referencia totalmente fiable, ya que falló en la detección de un pequeño número de infecciones detectadas a la vez por el test ReEBOV y otro test tradicional.
El test ReEBOV es el primer test rápido que se benefició de la autorización de la OMS y de la agencia estadounidense encargada de los medicamentos (FDA) para que pudiera ser utilizado de urgencia.
Muchos otros test rápidos están actualmente en curso de desarrollo o pruebas. Es el caso, en particular, de un test rápido desarrollado por el Instituto Pasteur de Dakar que lo está probando en Guinea.
Un equipo de investigadores japoneses anunció también en abril que había confirmado la fiabilidad de un test de detección del virus en menos de 12 minutos desarrollado por el profesor Jiro Yasuda.