“Estamos destruyendo la Creación... Matamos la naturaleza sin darnos cuenta de que nos estamos quedando con un desierto, no con un jardín. Dios nos encomendó la maravilla de la Creación no para explotarla sino para amarla y llevarla a su perfección”, dijo Francisco.
En la entrevista, mantenida con motivo de sus 502 días al frente de la Iglesia católica, que se cumplen este lunes, el Pontífice adelantó que está escribiendo una encíclica que podría llevar por título “La ecología de la Humanidad”. “Si Dios me ayuda, dentro de poco menos de un año podré publicar una carta encíclica sobre la custodia de la Creación y la ecología, el desafío más grande que tenemos”, anticipó.
En este sentido, exhortó a “terminar con la cultura de lo descartable” y se mostró partidario del reciclado de materiales que ayuda a cuidar el planeta, en el encuentro con la revista dominical del diario Clarín. Hasta Francisco, el nombre elegido por el primer papa sudamericano, guarda relación con la ecología, ya que San Francisco de Asís fue proclamado “Celestial Patrono de los Custodios de la Ecología” por el papa Juan Pablo II, el 29 de noviembre de 1979.
Durante el encuentro, el Papa ensayó una especie de decálogo para ser feliz, en el que figuran premisas como: vivir y dejar vivir, brindarse a los demás, jugar con los niños, compartir los domingos con la familia y ayudar a los jóvenes a conseguir empleo. “Hay que ser creativos con esta franja (los jóvenes). Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo”, sostuvo.
Cuidar la naturaleza, olvidarse rápido de lo negativo, respetar al que piensa distinto y buscar activamente la paz también forma parte de la fórmula de la felicidad para el Pontífice.
El Papa relató en el diálogo una emotiva historia sobre una medalla del Sagrado Corazón que lleva bajo su sotana. “Es de una señora que ayudaba a mi mamá a lavar la ropa”, reveló y contó que acompañó a la mujer hasta su muerte, tras reencontrarla a los 80 años.
“Unos días antes se sacó esta medalla y me dijo: ’Quiero que la lleves vos’ y todas las noches cuando me la saco y la beso y todas las mañanas cuando me la pongo, la imagen de esta mujer se me aparece”, señaló el Papa.