Hasta ahora la ofensiva estadounidense contra el EI en Irak, que comenzó el pasado 8 de agosto, se había limitado a posiciones de los yihadistas en el norte del país para proteger a su personal o por razones humanitarias.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el pasado miércoles que la operación militar contra el EI se ampliaba a Siria y se intensificaría en Irak con más ataques aéreos para apoyar a las fuerzas iraquíes y kurdas que luchan sobre el terreno contra los extremistas islámicos.
“El ataque aéreo al suroeste de Bagdad es el primero de nuestra campaña ampliada para apoyar a las fuerzas iraquíes más allá de proteger a nuestro personal y de las misiones humanitarias”, explicó el Mando Central de Estados Unidos en un comunicado.
El bombardeo al suroeste de la capital iraquí tenía como objetivo una posición del EI que estaba abriendo fuego contra las Fuerzas de Seguridad Iraquíes (ISF, por su sigla en inglés) y concluyó con éxito.
Los ataques aéreos de Estados Unidos en Irak tuvieron por objetivo hasta ahora romper el cerco del EI a miles de civiles de minorías religiosas en el Monte Sinyar, así como proteger la estratégica presa de Mosul y la ciudad de Erbil, capital del Kurdistán iraquí.
También este lunes Estados Unidos bombardeó seis vehículos del EI cerca del Monte Sinyar, con lo que ya son 162 los ataques aéreos en Irak desde que comenzó la campaña hace más de un mes.
En el marco de la ampliación de la campaña en Irak, Obama autorizó la semana pasada el envío de 475 militares más al país, con lo que el total asciende ya a unos 1.600 desde el comienzo de los ataques.
No obstante, Estados Unidos descarta el despliegue de tropas de combate terrestre en suelo extranjero e insiste en que esta campaña es muy distinta de las guerras en Irak y Afganistán de la última década.