El ataque se produjo a primera hora de la mañana, cuando un convoy compuesto por siete vehículos artillados con cañones de medio alcance penetró en la zona conocida como “Puerta 60”.
“Las tres víctimas aparecieron con las cabezas cortadas. También hay un importante número de heridos”, explicó la fuente sin ofrecer otros detalles.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
Desde 2014, el estado está dividido en dos, con una autoridad en el este, bajo el control del Parlamento en Tobruk y la tutela del mariscal Jalifa Hafter, y otra en Trípoli, sostenida por la ONU y representada por el primer ministro, Fayez al Serraj.
Ambas se apoyan en diferentes milicias que a menudo cambian de bando, y que mantienen difusas relaciones con grupos yihadistas y con mafias dedicadas a todo tipo de contrabando.
En los últimos dos meses, y tras ser expulsados en diciembre de la ciudad de Sirte, su bastión más a occidente, grupos afines al EI han comenzado a reorganizarse en el centro y este de Libia, donde han asumido el control de diversas poblaciones y carreteras.