Aunque las cuatro PCR practicadas a la paciente en los últimos días han demostrado que ha superado la infección, todavía quedan restos del virus en sus fluidos corporales y puede por tanto contagiar la enfermedad.
Romero, de 44 años, contrajo la enfermedad a finales de septiembre, cuando cuidaba a un misionero español repatriado desde Sierra Leona, con lo que se convirtió en el primer caso de infección del Ébola fuera de África.
“Una vez que todos los fluidos corporales analizados sean negativos, entonces se podrán retirar las medidas de protección”, declaró en rueda de prensa el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Carlos III y miembro del equipo médico que atiende a Romero, José Ramón Arribas.
Explicó que Romero seguirá en aislamiento hasta que tengan “la seguridad de que no hay restos de virus en sus fluidos” e insistió en que en el momento en que estén convencidos de que no hay posibilidad de contagio, podrá abrazar a su familia y se podrán retirar las medidas de protección.
Más allá de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Arribas declaró que el equipo médico que atiende a Romero ha decidido “optar por la máxima prudencia y garantizar que ninguno de los fluidos corporales tiene resto de virus que pueda contagiar”.
La portavoz de la familia, Teresa Mesa, dijo a Efe que Romero se ha mostrado contrariada por continuar aislada en el centro hospitalario porque “se había hecho a la idea de que iba a salir” de la planta de aislamiento después de que el martes se confirmara que ha superado la enfermedad.
Sobre la evolución de la paciente, el doctor Arribas informó de que “una infección grave siempre requiere bastantes días hasta recuperar el estado de salud previo”.