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El caso pasó ahora a manos de la justicia y la autopsia comenzó la mañana del sábado, indicó a la prensa el delegado del gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien horas antes había anunciado en Twitter el hallazgo del cuerpo sin vida del niño a la 01h25 de la madrugada local.
El pequeño Julen Roselló cayó por accidente, según sus padres, el 13 de enero en un pozo abandonado de 25 centímetros de diámetro y más de 100 metros de profundidad cavado para buscar agua. El pequeño jugaba en un terreno perteneciente a un familiar mientras sus padres almorzaban cerca del pozo, que según las autoridades se cavó sin autorización. Según los primeros elementos de la investigación citados por Gómez de Celis, Julen sufrió una “caída libre de 71 metros”.
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“Lo que sí sabemos por parte de los investigadores es que la posición del cuerpo determina que la caída libre llegó hasta 71 metros y se topó con un suelo de tierra”, dijo Gómez de Celis.
La hipótesis “más probable” es que en la propia caída arrastró arena, tierra que habría cubierto el cuerpo del niño, lo que impidió que se bajara una cámara para localizarlo. Corresponderá a un juez en Málaga, la provincia donde se encuentra Totalán, determinar las “posibles responsabilidades de la muerte de Julen”, dijo el prefecto que llamó a cerrar los pozos ilegales excavados en el país y especialmente en Andalucía.
El país se conmovió aún más por este caso al conocerse que los padres de Julen ya habían perdido en 2017 a un niño de tres años, Oliver, que murió de un ataque al corazón. Según un fotógrafo de la AFP, al conocerse el trágico desenlace el padre de Julen gritó “¡No, otra vez no!”, mientras la madre salió corriendo gritando su dolor y pidiendo a las autoridades entre un clima de tensión que alejaran a la prensa.
El anuncio de la muerte de Julen, que desde hace días era dado como la posibilidad más segura aunque la familia mantuvo la esperanza hasta el final, provocó una avalancha de mensajes de condolencias en todo el país, particularmente entre figuras políticas.
“Toda España se suma a la tristeza infinita de la familia de Julen. Hemos seguido de cerca cada paso para llegar hasta él. Siempre agradeceremos el incansable esfuerzo de quienes lo buscaron durante todos estos días. Mi apoyo y cariño a sus padres y seres queridos” , escribió el jefe de gobierno español Pedro Sánchez en Twitter.
El rey Felipe VI expresó su “dolor más profundo” y su “pésame más sentido a toda la familia de Julen”.
Las autoridades no tuvieron pruebas en ningún momento de que el niño siguiera con vida. Poco después de que se denunciara su caída encontraron en el pozo pelo del menor y una bolsa de golosinas. Pero desde el principio desplegaron un operativo de una amplitud excepcional, movilizando a cientos de rescatistas -seguidos de cerca por una multitud de periodistas- para dar con el menor.
Los servicios de salvamento introdujeron en un primer momento una cámara en el pozo, pero no lograron llegar a más de 70 metros de profundidad, ya que un tapón de piedras y tierra lo impedía. Entonces se vieron obligados a cavar un túnel vertical en paralelo, una tarea que se topó con numerosos contratiempos debido a la dureza de la roca.
En la última fase de la operación, de gran complejidad y sembrada de riesgos, un grupo de mineros de élite acostumbrados a rescatar a víctimas en las circunstancias más complejas y llegados especialmente desde Asturias (norte), excavaron una galería horizontal de casi cuatro metros. El objetivo era acceder al pozo con un túnel paralelo al nivel en el que las autoridades creían que se hallaba el pequeño.
Los ocho mineros, equipados con botellas de oxígeno, descendieron de dos en dos desde el jueves por el túnel mediante una jaula metálica. En esta fase de la operación participaron también bomberos y un equipo de artificieros de la Guardia Civil.