Los campamentos, que la Policía encontró abandonados, están situados a unos 500 metros de la frontera con Tailandia, cerca de los que encontró la Policía tailandesa a principios de mes.
El inspector general de la Policía de Malasia, Khalid Abu Bakar, dijo que un equipo de forenses ha sido desplegado en unos 11 kilómetros a lo largo de la frontera para exhumar un número todavía indeterminado de cadáveres.
Las autoridades creen que la mayoría de cuerpos son de inmigrantes indocumentados bangladeshíes y de la minoría musulmana rohinyá, perseguida en Birmania, que quedan en manos de las redes de tráfico en su intento por alcanzar Malasia, el destino de la mayoría de ellos.
“Han sido encontradas 139 posibles tumbas. No sabemos cuántos cuerpos hay en ellas pero los trabajos de exhumación han comenzado hoy”, dijo Khalid en rueda de prensa, según el diario The Star. “No podemos decir aun si se trata de rohinyá o bangladeshíes”, añadió la máxima autoridad policial del país.
Según Khalid, uno de los campamentos encontrados tenía capacidad para unas 300 personas aunque la mayoría estaban preparados para retener a una veintena. El hallazgo fue el resultado de una operación efectuada en el estado de Perlis entre el 11 y el 23 de mayo, días después de que la Policía tailandesa encontrara varias tumbas en otros campos clandestinos a pocos metros al otro lado de la frontera.
El ministro del Interior malasio, Ahmad Zahid Hamidi, avanzó ayer que se habían encontrado una treintena de tumbas en 17 campamentos en Padang Besar en los que se cree que fueron retenidos centenares de bangladeshíes y rohinyá.
Zahid indicó hoy que de la identificación de las víctimas se encargará el mismo equipo de forenses que trabajó en Ucrania tras el derribo el año pasado de un avión de Malaysia Airlines.
También señaló que Malasia colabora con las autoridades tailandesas con las que intercambia información acerca de personas presuntamente implicada en el tráfico de personas que habrían escapado de un país al otro.
“Esta cooperación e intercambio de información no es solo una cuestión legal sino también un asunto humanitario”, dijo Khalid según la agencia Bernama. El primer ministro malasio, Najib Razak, llamó hoy a llevar ante la justicia a los responsables por este tráfico de personas.
“Estoy profundamente preocupado por estas tumbas encontradas en territorio malasio presuntamente relacionadas con el tráfico de personas. Encontraremos a los responsables”, escribió Najib en su cuenta de Facebook.
El hallazgo de las primeras tumbas a principios de mes en el sur de Tailandia desencadenó una campaña contra el tráfico de personas que provocó la desbandada de las redes de tráfico. En los siguientes días, unos 3.000 inmigrantes desembarcaron en Tailandia, Malasia e Indonesia, a pesar de los intentos de la Marina de estos países por bloquear los barcos.
Se cree que los traficantes abandonaron los navíos, donde viajaban hombres, mujeres y niños en situación precaria.
El pasado miércoles, los Gobiernos de Indonesia y Malasia acordaron acoger temporalmente a todos los bengalíes y rohinyas que se encuentran embarcados en la región, siempre que la comunidad internacional se comprometa a reubicarlos en terceros países o repatriarlos en el plazo de un año.
Tailandia, que de momento se niega a acoger a los inmigrantes en los barcos a la deriva en el golfo de Bengala, ha detenido al menos a 40 personas, en su mayoría políticos locales, relacionados con este tráfico humano.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unas 25.000 personas zarparon en barcos desde Bangladesh y Birmania (Myanmar) durante el primer trimestre de 2015, el doble del número registrado en el mismo periodo del año pasado.
El Gobierno tailandés ha convocado este viernes a representantes de 17 países y organizaciones internacionales a una reunión en Bangkok para abordar la crisis de tráfico de personas.