El nuevo alcance de la comisión creada por la presidenta Dilma Rousseff fue especificado en un decreto publicado hoy en el Diario Oficial, mediante el cual se determina que deben ser aclarados los grados de colaboración entre las dictaduras que imperaban en los años 1970 en Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia.
Según el Diario Oficial, es necesario “esclarecer los hechos, las circunstancias y los autores de graves violaciones, torturas, desapariciones forzosas y ocultación de cadáveres”, que resultaron de la llamada “Operación Cóndor”.
La Comisión de la Verdad, formada por siete miembros escogidos personalmente por Rousseff, ha creado con ese objeto un subgrupo que comenzará sus trabajos esta misma semana, indica la publicación.
Ese subgrupo deberá establecer contactos con organizaciones de derechos humanos de Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia y recabar información sobre las investigaciones oficiales realizadas en esos países, a fin de obtener e intercambiar datos sobre las persecuciones de militantes de grupos de izquierda en la región.
Uno de los casos que intentará esclarecer la Comisión de la Verdad en el marco de la investigación sobre la “Operación Cóndor” se refiere a la muerte del expresidente brasileño João Goulart, cuyo derrocamiento en 1964 dio lugar a un período de 21 años de gobiernos militares.
Goulart, conocido como Jango y considerado un líder progresista simpatizante de las izquierdas de los años 1960 en plena Guerra Fría, murió en diciembre de 1976, en un hotel de la localidad argentina de Mercedes, donde se encontraba exiliado.
Su muerte fue atribuida oficialmente a un “ataque cardíaco”, pero su familia siempre sostuvo que fue víctima de un asesinato.
Esa tesis fue ratificada hace cuatro años por un exmiembro del servicio secreto uruguayo, preso en Brasil por tráfico de armas, quien aseguró que Goulart fue envenenado por agentes de varios países que actuaban en el marco de la “Operación Cóndor”.