SAO PAULO. “Estamos perdiendo la guerra contra el contrabando y la piratería”, afirmó en conferencia de prensa el director de la Asociación Brasileña de Combate a la Falsificación (ABCF), Rodolpho Ramazzini.
En una conferencia de prensa en Sao Paulo en el marco del Día Nacional de la Lucha contra el Contrabando, Ramazzini sostuvo que el comercio ilegal de mercaderías “cuesta caro para la salud pública, para el consumidor y para las fuentes de trabajo de Brasil”.
Según datos de la ABCF basados en estadísticas oficiales, unos 20.000 millones de reales (unos 6.900 millones de dólares) en mercaderías ilegales ingresan anualmente a Brasil desde Paraguay.
“Es dinero para construir unas 3.800 guarderías infantiles”, comparó.
Ramazzini, abogado de la entidad creada hace 20 años para combatir el contrabando en Brasil, llamó al presidente de Paraguay, Horacio Cartes, “bandido” y lo acusó de incentivar la producción de tabaco en su país con alícuotas de “apenas” 9 %, contra el 70 % que el cigarrillo tiene en Brasil.
“Debemos tener una agenda positiva con Paraguay, más allá de quien está gobernando ahora es un bandido”, recomendó.
El cigarrillo ingresado por contrabando desde Paraguay es el principal ítem del comercio ilegal, seguido por los repuestos para automóviles, reveló el dirigente.
“El cigarrillo paraguayo vale la mitad que el brasileño pero tiene sustancias prohibidas por Brasil hace más de diez años, además de tener desechos y restos de insectos en medio del tabaco”, subrayó.
Unos 13.000 comerciantes fueron objeto de denuncias el año pasado por vender cigarrillos importados de Paraguay.
En ese sentido, explicó que “organizaciones criminales brasileñas como el Primer Comando de la Capital (PCC) y otras lavan dinero con el contrabando de cigarrillos a través de la frontera seca con Paraguay, algo menos arriesgado que trasladar marihuana”.
El problema, según Ramazzini, es la fiscalización en las fronteras, más allá de los puestos masivos de tránsito de personas, como el Puente de la Amistad, que une la brasileña Foz do Iguaçú con la paraguaya Ciudad del Este.
“Tenemos 16.000 kilómetros de fronteras terrestres y apenas 36 puestos de fiscalización”, subrayó Ramazzini, quien sugirió que el Ejército ocupe la zona fronteriza de selva amazónica con Bolivia, Perú y Colombia, países productores de cocaína.
Tras el evento, en el que fueron triturados en una máquina cigarrillos de contrabando paraguayos, el dirigente dijo a Efe que otros productos falsificados provenientes de China entran a Paraguay y luego a Brasil desde el puerto de la zona franca de Iquique, en Chile.
“Paraguay los compra legalmente desde Chile como productos importados, pero luego eso penetra al mercado consumidor más grande, que es Brasil. Lo que pedimos es mayor fiscalización para defender el trabajo y la salud de los brasileños. No es proteccionismo”, evaluó.