Desde principios de julio, el 50% de las entradas puestas a la venta cada día para subir a la Torre Eiffel son vendidas por internet, donde los turistas pueden reservar su horario de visita y evitar así las largas filas de espera.
Antes de julio, sólo el 20% de los boletos podían ser reservados en línea. Pero la administración del monumento también decidió reservar ascensores específicos para cada tipo de boleto, una decisión que “crea filas que a veces son monstruosas”, señaló la CGT en un comunicado.
Durante las horas de menor actividad para las entradas prerreservadas, como por la tarde o por la noche, el ascensor reservado a estos boletos funciona medio vacío, mientras que las personas con boletos adquiridos en las taquillas deben esperar hasta tres horas para poder subir. Al contrario, en los horarios de alta demanda para los boletos prerreservados, los turistas se ven a menudo obligados a esperar mucho más allá de la hora de su visita programada.
“Más allá del desperdicio en términos de eficiencia y de visitantes descontentos (...) la paciencia de los empleados se ha agotado”, dijo Denis Vavassori, de la CGT. Según él, el problema podría resolverse si los visitantes tienen acceso a todos los ascensores, sin importar el tipo de entrada.
La Torre Eiffel, que acogió a más de 6 millones de visitantes el año pasado, es uno de los lugares más visitados de París. Ésta no sería la primera vez que la llamada “Dama de Hierro” cierra sus puertas a los turistas. Estuvo cerrada durante varios días en abril por una huelga de personal.