“Estoy plenamente agradecido a las numerosas personas que han dedicado sus pensamientos y esfuerzos a este tema, desde sus diferentes papeles”, dijo Akihito en un discurso pronunciado desde un balcón del Palacio Imperial de Tokio y distribuido por la Agencia de la Casa Imperial.
Su aniversario y la felicitación del año nuevo son tradicionalmente las dos únicas ocasiones anuales en que el emperador se dirige de forma directa al pueblo nipón desde la residencia de la Familia Imperial, y para las cuales se abre de forma excepcional al público un jardín del restringido Palacio.
“Durante los días restantes, prometo continuar cumpliendo mis funciones como símbolo del Estado, y hacer preparativos para pasar el testigo a la siguiente era”, dijo Akihito en alusión a la nueva era del calendario nipón que comenzará con el reinado de su hijo y príncipe heredero, Naruhito.
Akihito pronunció este discurso desde un balcón protegido por un cristal antibalas y flanqueado por Naruhito y por la emperatriz, Michiko, además de otros miembros de la Familia Imperial japonesa. Unas 24.000 personas acudieron a presenciar su intervención en cada uno de los dos turnos en que el jardín se abrió al público, según informó por la cadena estatal NHK, lo que supone un incremento respecto a años anteriores.
El emperador también lamentó que este año haya sido “triste” para las regiones sureñas del país asiático castigadas por el paso de varios tifones, y deseó que 2018 sea “más feliz” para todo el pueblo nipón, durante el que ha sido su penúltimo discurso de aniversario pronunciado antes de su abdicación.
Está previsto que Akihito ponga fin a su reinado el 30 de abril de 2019, casi tres años después de anunciar su deseo de renunciar, según la fecha fijada a comienzos de mes por el Gobierno para permitir la primera sucesión en vida de un monarca en dos siglos en Japón.
El emperador cederá así el Trono de Crisantemo al príncipe heredero el 1 de mayo de 2019, según el calendario marcado por el Ejecutivo tras consultar a representantes de la Casa Imperial y expertos jurídicos.
El emperador manifestó su voluntad de abandonar el cargo en agosto de 2016 debido a su frágil salud y a su avanzada edad a través de un excepcional mensaje televisado, pero las particularidades de la Constitución nipona y del sistema político del país le han abocado a una larga espera hasta cumplir su deseo.
Para que sea posible su sucesión en vida ha sido necesario aprobar una normativa específica que sólo se aplicará a su caso, puesto que la Carta Magna no contempla este supuesto, además de ajustar a los intereses del Ejecutivo el calendario del tortuoso proceso legislativo y administrativo que conlleva la abdicación.