El nivel del río podría alcanzar en los próximos dos días entre 5,80 a 6 metros sobre su nivel de referencia, acercándose a la excepcional crecida de junio de 2016 (6,10 metros), la peor en los últimos 30 años, dijo a la AFP François Duquesne, director del centro nacional de prevención de inundaciones.
La inquietud era a causa de un nuevo frente lluvioso, que finalmente no parece que vaya a alimentar significativamente los sobrecargados caudales. “Nos sentimos tranquilizados esas lluvia van a mantener el nivel de agua, pero no a incrementarlo”, explicó Duquesne.
En la aglomeración parisina, cerca de 400 personas ya han tenido que ser evacuadas, sobre todo en los suburbios del sureste, y 1.000 hogares permanecían el viernes sin servicio eléctrico.
Para tristeza de los turistas, los barcos que cruzan el Sena y los canales del noreste de París estaban paralizados, a la espera de que las aguas bajen. “Es una locura, ¡Hay tanta agua!”, se exclamaba Chris Lennard, un turista.
“Soy de Ciudad de Cabo (Sudáfrica), en donde tenemos muy poca agua. Cuatro millones de personas se quedarán sin agua en abril. Me da mucha envidia, quiero llevarme un poco de esta agua a casa” , agregó.
Pese a las intemperies, los museos parisinos que bordean el Sena, como el Louvre o Orsay, seguían abiertos. Pero ambos establecimientos están listos para evacuar las obras ubicadas en las zonas inundables en caso de que sea necesario, como lo hicieron en 2016.
Como medida preventiva, el nivel inferior del departamento de Artes del Islam del museo del Louvre cerró sus puertas, pero la dirección del museo más frecuentado del mundo (8,1 millones de visitantes en 2017) indicó que por el momento no prevé un cierre mayor.
En el puente del Alma, la estatua de un guerrero zuavo que sirve de referencia a los parisinos para medir las crecidas del río, tenía el agua hasta la cintura. Cerca del puente de Austerlitz, el agua alcanzaba 5,59 metros el viernes por la mañana.
Varios tramos de los muelles que bordean el Sena están bajo el agua desde hace unos días. Partes de la céntrica Ile de la Cité, una de las zonas más turísticas de París con la Catedral de Notre Dame o la Sainte Chapelle, estaban inundadas.
“Habitualmente nos sentamos cerca del Pont-Neuf para almorzar. Pero hoy no creo que podamos, o tendríamos que ir nadando” , bromea Andrew Neilor, un turista escocés de visita en la capital francesa junto a su esposa. La compañía ferroviaria nacional, SNCF, cerró varios trechos de la concurrida línea de trenes suburbanos RER C, que corre paralela al río en un túnel en el centro de París, para “garantizar la seguridad de los pasajeros y las instalaciones” .
Varias estaciones, incluyendo las más cercanas a la catedral de Notre Dame, del museo de Orsay y de los Campos de Marte - que lleva a la Torre Eiffel - permanecerán cerradas al menos hasta el 31 de enero.
A nivel nacional, trece departamentos estaban el jueves por la noche el alerta naranja ante el riesgo de inundaciones, principalmente alrededor de la cuenca del Sena y el Saona.
El jueves, en Villeneuve-Saint-Georges, uno de los suburbios más afectados, las aguas invadieron algunas calles, forzando a algunas personas a desplazarse en pequeños botes de remos. Con un barco de motor, la brigada fluvial ayudaba el viernes a los habitantes a recuperar algunas de sus pertenencias en sus casas inundadas.
Unos 150 habitantes de la zona pasaron la noche en gimnasios, según las autoridades. Según el centro de meteorología nacional, el período de diciembre a enero ha sido uno de los más lluviosos desde que comenzaron a recopilarse datos en 1900.
El nivel de precipitaciones se ha multiplicado por dos en algunas regiones de Francia, incluyendo París, donde han caído 183 milímetros de lluvia desde el 1 de diciembre.