“Solicito vuelta a casa. Solicito vector (sistema de navegación) para aterrizar”, dijo el piloto en aparente pánico a los controladores, según dijo a The New York Times una persona que ha revisado las comunicaciones entre la nave y la torre de control.
Las grabaciones, que aún no se han hecho públicas, indican que un minuto después del despegue el piloto habría reportado, aún con voz serena, un problema de “control de vuelo” con su aeronave, un Boeing 737 MAX 8 nuevo.
En ese momento, los radares de la torre de control mostraban que el avión volaba a una altitud muy por debajo del mínimo considerado seguro durante un despegue.
Dos minutos después, según la fuente de The New York Times, el piloto, Yared Getachew, con 8.000 horas de vuelo de experiencia, habría logrado elevar la aeronave y se disponía a subir hasta los 14.000 pies (4.267 metros).
Fue entonces cuando los controladores se percataron de que la aeronave ascendía y descendía bruscamente centenares de pies y volaba a una velocidad inusualmente rápida.
Conscientes de que algún problema estaba ocurriendo, en la torre de control de Addis Ababa “empezaron a preguntarse en voz alta qué estaba haciendo el vuelo”.
Los controladores ordenaron a otros dos vuelos que se acercaban al aeropuerto que permanecieran a una altura de seguridad mientras lidiaban con la emergencia cuando Getachew, con pánico, solicitó pista para devolverse.
Getachew obtuvo el permiso para aterrizar pero un minuto después el avión desapareció del radar. En el siniestro de este vuelo, el 302 de Ethiopian Airlines con destino Nairobi, murieron 157 personas.
Las similitudes del accidente con el de otro 737 MAX 8 ocurrido en Indonesia en octubre, han provocado que los reguladores en EE.UU., la Unión Europea, China, Turquía, Australia, México y Sudáfrica, entre muchos otros países, hayan suspendido los vuelos de estos aviones de Boeing hasta que se esclarezcan las causas.
Boeing, por su parte, paralizó este jueves las entregas del modelo 737 MAX 8. El gigante aeronáutico lleva acumulada esta semana una pérdida de más de 27.000 millones de dólares en capitalización de mercado.