“Les voy a pedir un favor (...) recen por mí, recen por mí, lo necesito. Que Dios los bendiga. Que Nuestra Señora de Aparecida los cuide, y hasta 2017 que voy a volver”, dijo el Papa en español ante más de 200.000 fieles en Aparecida, a 180 km al este de Sao Paulo.
En octubre de 1717, en un valle del río Paraíba, en el estado de Sao Paulo, tres pescadores encontraron en sus redes una imagen de la Virgen “Nossa Senhora da Conceição” (Nuestra Señora de la Concepción), a la que popularmente se le llamó “Aparecida”.
La Virgen Negra fue proclamada patrona de Brasil en 1930.
El papa hizo un test de español a los fieles, muchos provenientes de países de América Latina.
“A ver, ahora me voy a dar cuenta si me entienden. Les hago una pregunta: ¿Una madre se olvida de sus hijos?”, preguntó.
“¡No!”, responde la multitud eufórica que corea “¡Francisco, Francisco!”.
“Ella no se olvida de nosotros, ella nos quiere y nos cuida y ahora le vamos a pedir la bendición”, añadió, levantando en alto una imagen de la Virgen Aparecida que le regalaron en el santuario y que cargó en sus brazos tras la homilía.