El pontífice argentino pronunció la fórmula ritual de canonización durante la ceremonia oficiada delante de la Basílica de Nuestra Señora de Fátima, cuya explanada con capacidad para 400.000 peregrinos se encontraba abarrotada.
Los pequeños Francisco y Jacinta, humildes e iletrados, murieron de gripe española a los diez y nueve años, respectivamente, algunos años después de haber visto en 1917 seis apariciones de la madre de Jesús. Se convierten así en los santos más jóvenes de la Iglesia católica que no murieron en martirio.
Esperando al Papa, muchos peregrinos, venidos de todo el mundo, pasaron la noche en la explanada del santuario al aire libre. Otros llegaron al alba, con pequeñas sillas plegables en mano y banderas de sus países: España, Venezuela, Francia o Sudáfrica.
Luisa Pacheco, una costurera de 48 años de Porto (norte), hacía su primer peregrinaje para cumplir una promesa hecha hace 30 años. “Caí enferma y prometí a Nuestra Señora que vendría a Fátima si seguía con vida en el centenario de las apariciones”, indicó a la AFP.
Muy devoto de la Virgen, Francisco realiza una peregrinación de menos de 24 horas a Fátima, el popular santuario visitado por millones de peregrinos al año que ha acogido a cuatro papas en el último medio siglo.
El viernes, el Papa oró por la paz mundial ante cientos de miles de peregrinos, en la Capilla de las Apariciones, erigida en el sitio donde, según la creencia popular, la Virgen se reveló por primera vez a tres niños el 13 de mayo de 1917.
Según narraron Francisco, entonces de 9 años, Jacinta de 7 y su prima Lucia dos Santos, de 10, en las apariciones María esbozó varias profecías y les entregó mensajes conocidos como “Los tres secretos de Fátima”.
Los niños fueron en entonces considerados como perturbadores del orden público y hasta encarcelados, pero la presión popular logró su liberación.
Lucia sobrevivió a Francisco y Jacinta: falleció recién en 2005 con 97 años. Su proceso de beatificación comenzó en 2008.
Los dos primeros “secretos” fueron revelados a mediados del siglo pasado: en el primero se daba una visión del infierno y el segundo hablaba de una guerra peor que las que había entonces.
Pero el texto del tercer “misterio” sólo fue revelado en 2000, precisamente en Fátima, por Juan Pablo II, quien beatificó a los pastorcitos.
El secreto se refería al atentado que sufrió el papa polaco el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, 64° aniversario de la primera aparición de Fátima, y a la lucha entre el comunismo ateo y la iglesia en el siglo XX.
Para que los dos pastorcitos fueran canonizados, la Iglesia reconoció dos “milagros” atribuidos a los niños portugueses.
El primero, con el que fueron beatificados, ocurrió en 1997: la portuguesa Maria Emilia Santos se curó de forma inexplicable de una paraplejía que la afectaba desde hacía 22 años, tras haber invocado a los dos hermanos.
El segundo, que les abrió la puerta a la canonización, se registró en 2013: la rápida curación sin razón aparente de un joven brasileño que a los cinco años sufrió una gran caída que le provocó un traumatismo craneal. Luego de que sus padres invocaran a los pastorcitos, según contaron en Fátima, Lucas se recuperó rápidamente y sin secuelas.
Aunque las apariciones narradas por los niños pastores no forman parte del dogma de la Iglesia, es decir, no tienen que ser dadas por verdaderas por todos los fieles, Francisco y Jacinta pasaron a integrar el panteón que incluye a miles de santos católicos.
La visita del papa a Portugal, en medio de fuertes medidas de seguridad implementadas por las autoridades portuguesas, finalizará la tarde del sábado, cuando el pontífice retornará a Roma.