En el mensaje, leído en portugués, el pontífice argentino envía un cordial saludo a organizadores y participantes, a todos los atletas y aficionados, así como a todos los espectadores, tanto en los estadios como los que seguirán este evento deportivo por la televisión, la radio e Internet.
“Mi esperanza es que, además de los días de los deportes, de esta Copa del Mundo podría convertirse en el fiesta de la solidaridad entre los pueblos”, anheló Francisco, quién explicó que el fútbol además de ser un juego “es al mismo tiempo una oportunidad para el diálogo la comprensión y el enriquecimiento humano recíproco”.
Para el papa, “el deporte no es sólo una forma de entretenimiento, sino también, y sobre todo, una herramienta para comunicar valores promover el bien de la persona humana y ayudar a construir una sociedad más pacífica y fraterna”.
“Muchos valores y actitudes fomentadas por el fútbol se revelan importantes no sólo en el campo, sino en todos los aspectos de la vida, especialmente en la construcción de paz”, agregó.
El papa explicó que en la práctica del deporte hay que tener tres actitudes esenciales: la necesidad de “entrenar”, el “juego limpio” y el “honor entre los competidores”.
“El fútbol puede y debe ser una escuela para la construcción de una cultura del encuentro, que permita la paz y la armonía entre las personas”, añadió.
Invitó a jugar “en primer lugar por el bien del grupo y no en sí mismo” pues “para ganar se necesita para superar el individualismo, el egoísmo, todas las formas de racismo, la intolerancia y la instrumentalización de la persona humana”.
Otro consejo del pontífice fue que “el secreto de la victoria en el campo, al igual que en la vida, es aprender a respetar al prójimo”.
También el papa realizó un llamamiento para que en este Mundial nadie se sienta excluido o aislado y clamó contra la segregación y el racismo. El papa terminó su mensaje saludando a la presidenta de Brasil, Dilma Señora, a quien le prometió sus oraciones y bendiciones.
“Qué esta Copa del Mundo transcurra con toda serenidad y tranquilidad, siempre en el respeto mutuo, la solidaridad y la fraternidad entre los hombres y las mujeres”, concluyo.