“La ciencia muestra claramente que solo tenemos una década para atajar las emisiones de gases con efecto invernadero”, que tienen consecuencias en el clima, la salud o la productividad agrícola, subraya Johan Rockströem, del Postdam Institute for Climate Impact Research (PIK).
“Es por eso que debemos empezar ahora”, so pena de que los gobiernos actuales “sean recordados durante generaciones” por su fracaso, defiende.
Para intentarlo este domingo se abre en Katowice, en plena región hullera polaca, la 24ª conferencia de la ONU sobre el clima (COP24).
El inicio de la reunión fue postergado a las 10:30 GMT (07:30 hora paraguaya).
Con el acuerdo de París de 2015, el mundo se comprometió a limitar la subida de la temperatura a 2 ºC respecto a la era preindustrial, e idealmente a +1,5 ºC.
El reciente informe de los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), destacó la diferencia “neta” en el impacto que tendrían esos dos objetivos, que irían desde olas de calor al aumento del nivel del mar.
Pero los compromisos que hasta ahora han tomado los firmantes del acuerdo de París llevarían a un mundo a +3 ºC.
Puesto que el planeta ya ha subido 1 ºC, para mantenerse por debajo de + 1,5 ºC, las emisiones de CO2 deberían reducirse casi un 50% para 2030 respecto a 2010, según el IPCC.
¿Estarán los Estados dispuestos a responder a esta señal de alarma durante las dos semanas que durará esta COP24? Los miembros del G20, excepto Estados Unidos, reafirmaron el sábado su apoyo al acuerdo de París.
Pero “no podemos decir que los vientos sean muy favorables” de cara a incrementar las ambiciones climáticas, considera Michel Colombier, director científico del Instituto de Desarrollo Sostenible y de Relaciones Internacionales (IDDRI), en alusión al contexto geopolítico.
Con una guerra comercial entre China y Estados UNidos y el escepticismo respecto al cambio climático de Donald Trump y del futuro presidente brasileño, Jair Bolsonaro (que también mencionó una posible salida de su país del acuerdo de París), “las estrellas ya no están alineadas”, lamenta Seyni Nafo, portavoz del grupo África.
“Pero, para África, sean cuales sean las peripecias de la geopolítica, no tenemos elección. Sentimos las consecuencias del cambio climático cada día (...) Ampliaremos nuestra acción contra el cambio climático”, declara Nafo a la AFP.
La cumbre de un día el lunes en Katowice, a la que solo algunos dirigentes confirmaron su asistencia, incluidos los primeros ministros holandés y español o los presidentes de Nigeria y de Botswana, podría esbozar las intenciones del resto del mundo.
Pero, pese al llamado “diálogo de Talanoa” (una serie de encuentros en curso para intentar aumentar los objetivos), los observadores temen que la mayoría de Estados, deseosos de revisar sus compromisos para 2020, esperen otra cumbre convocada por el secretario general de la ONU en septiembre de 2019 en Nueva York para mostrar sus objetivos.
En cuanto a Polonia, anfitriona del acto y firme defensora de su industria del carbón, su principal objetivo es que se adopte el manual de uso del Acuerdo de París.
Así como una ley necesita de un decreto de aplicación, el acuerdo de París requiere de unas reglas precisas para ser puesto en marcha, especialmente sobre la transparencia, es decir, como los Estados rendirán cuenta de sus acciones, su financiación o sus resultados.
Estas reglas también determinarán el grado de flexibilidad de aplicación en los países más pobres.
“No hay acuerdo de París sin Katowice”, recalca la presidencia polaca de la COP24. Pero los debates podrían tornarse muy ásperos sobre esos temas sensibles, como la cuestión de la financiación Norte-Sur.
Los países desarrollados se comprometieron a aumentar a 100.000 millones de dólares anuales para 2020 la financiación de políticas climáticas de los países en vías de desarrollo.
Pero aunque según la OCDE esos flujos vayan en aumento, muchos países del sur reclaman compromisos más claros para cumplir esa promesa.
“El acuerdo de París no puede aplicarse sin financiación para que los países en vías de desarrollo tomen medidas (...) Cuanto más tengan que esperar los países pobres, más caro costará”, advierte Gebru Jember Endalew, presidente del grupo de países menos avanzados.