“El intercambio automático de información, que es el verdadero fin del secreto bancario, ya no es objetado por nadie”, aseguró a la AFP Pascal Saint-Amans, el director del centro de política y administración Fiscal de la OCDE.
Los papeles de Panamá tuvieron mucho que ver, ya que tras la publicación el 3 de abril de 2016 de 11,5 millones de documentos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, quedó al descubierto un vasto sistema de evasión fiscal que implicaba a altos responsables políticos, deportistas y millonarios de todo el mundo.
Un escándalo que “permitió dar empujón” a la lucha contra la evasión fiscal, reconoció Saint-Amans.
Para el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, el año que pasó fue el de la “transparencia”.
“Es un combate justo: cada euro que no paga una multinacional, es un euro más que pagan los hogares. Esto también es que hayan menos servicios públicos, menos inversiones para el crecimiento. Es insoportable”, explicó a la AFP .
Como Panamá era la última gran plaza bancaria en negarse al intercambio de información, el desafío era mayor.
“Cuando hay uno o dos países sistémicos que se niegan a avanzar, al mínimo problema, los otros lo usan como excusa para no hacer nada. Pero ya no estamos en esta situación”, celebró Saint-Amans.
Bajo presión de la comunidad internacional, el país latinoamericano aceptó “los compromisos que le pedíamos desde antes y que se negaba con obstinación a cumplir”, destacó.
“Panamá cambió su legislación y firmó la Convención Multilateral contra el Fraude Fiscal. Desde entonces hay una obligación legal de responder a las peticiones de información de otros 108 países”, explicó, destacando además que el país se comprometió a practicar el “intercambio automático de información”.
El tratamiento que se le dio a la plaza financiera latinoamericana también tuvo repercusiones en los otros países que todavía no estaban completamente comprometidos con el intercambio de información, como Líbano, Bahréin, Hong-Kong y Bahamas.
Especialmente después de que el G20 había anunciado el establecimiento de una lista negra de paraísos fiscales para este año. Una amenaza que llevó a los más recalcitrantes a aceptar esta convención multilateral presentada por la OCDE como “el instrumento más poderoso” de la lucha contra el fraude. En cambio, la cuestión de estados como Delaware, en Estados Unidos, sigue ahí.
“Estados Unidos no practica la reciprocidad en el intercambio automático de información o lo hace de manera parcial. Esto es un problema”, reconoció Saint-Amans, que niega que este país se haya convertido en un paraíso fiscal.
“No es un problema que aniquile todos los progresos hechos en otros lados, porque en Estados Unidos hay un intercambio de datos bajo petición, y facultades de investigar y de sanciones extremadamente potente”, aseguró. Las oenegés han celebrado estos avances.
Los Papeles de Panamá sólo son “la parte visible del iceberg” , explicó Manon Aubry, portavoz de Oxfam, en referencia a lo que se expuso fueron sólo los datos de un despacho de abogados.
En este sentido mencionó el estudio publicado el lunes por la organización, denunciando los beneficios obtenidos por los 20 mayores bancos europeos en países como Luxemburgo o Irlanda.
“Los Papeles de Panamá nos sirvieron en el plato la mejor oportunidad para luchar contra la evasión fiscal. Si no actuamos ahora, nos arriesgamos a perder esta oportunidad”, afirmó.
Moscovici, por su parte, expresó su determinación de seguir con los esfuerzos dentro de la UE.
“Para 2017, tengo dos prioridades: una lista europea de los paraísos fiscales, que espero que sea combinada con sanciones y con una proposición con respecto a los intermediarios, que ayudan a las empresas y a los particulares a organizar la evasión fiscal”, prometió.