Cargando...
WASHINGTON. Asesores del actual mandatario estadounidense han elaborado recomendaciones que podrían llamar a un endurecimiento de algunas de las reglas sobre el comercio y los viajes a La Habana, pero no se prevé que rompa las relaciones diplomáticas restauradas en el 2015.
El expresidente Barack Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, anunciaron en diciembre de 2014 un histórico “deshielo” para poner fin a medio siglo de enemistad.
Un grupo de 54 senadores estadounidenses reintrodujo un proyecto de ley el jueves pasado que busca derogar todas las restricciones que aún existen para viajar a Cuba, lo que revela el apoyo en el Capitolio a la distensión entre Washington y La Habana.
La revisión, coordinada por el Consejo de Seguridad Nacional, se aceleraría ahora que Trump regresó de su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo.
Trump amenazó en un tuit poco después de su elección en noviembre de 2016 con "terminar" el enfoque de Obama a menos que Cuba haga concesiones significativas, algo que es poco probable que el liderazgo comunista de la isla acepte.
La Casa Blanca dijo en febrero que la política relativa a Cuba estaba bajo una revisión exhaustiva y que los derechos humanos en la isla serían una parte importante de cualquier estrategia revisada.
Obama implementó sus medidas de normalización con Cuba a través de acciones ejecutivas que pasaron por alto al Congreso, y se cree que Trump podría deshacer gran parte de esas medidas con sus propios decretos.
Pero hay divisiones dentro de su Gobierno sobre hasta qué punto debe ir, especialmente teniendo en cuenta que la apertura de Obama tras más de cinco décadas de hostilidad ha creado oportunidades para las firmas estadounidenses que van desde las telecomunicaciones a las aerolíneas.
Algunos asesores han argumentado que Trump, un exmagnate inmobiliario que ganó la presidencia prometiendo crear empleos y generar negocios para su país, tendría dificultades para defender cualquier medida que cierre el acceso al mercado cubano.