Las acusaciones de que el GHCQ, servicio de escuchas británico, espió a Trump por cuenta de su antecesor, Barack Obama, son “profundamente ridículas” y “hemos recibido garantías (de la Casa Blanca) de que no se repetirán” , dijo un portavoz de la primera ministra británica Theresa May.
El portavoz de May usó el mismo lenguaje que el GCHQ (Government Communications Headquarters, Cuartel general de comunicación del gobierno), que había salido al paso anteriormente de tales acusaciones, tildándolas de “absurdas” y “totalmente ridículas”.
“Tenemos una relación estrecha, especial, con la Casa Blanca, que nos permite expresar nuestras inquietudes cuando las tenemos, como era el caso”, añadió el portavoz.
Primero fue Trump el que acusó a Obama de haber intervenido sus comunicaciones, y luego fue su portavoz, Sean Spicer, el que dio validez a una información de prensa que aseguraba que el expresidente había confiado la tarea a los británicos para que no hubiera huellas estadounidenses en ese trabajo ilegal.
Los comités de inteligencia de ambas cámaras del Congreso estadounidense examinaron la denuncia de Trump y concluyeron que no se sustentaba en ninguna evidencia.