Tamir Rice tenía una pistola de juguete cuando fue herido de muerte por un policía el 22 de noviembre pasado en Cleveland, en un incidente que fue registrado por cámaras de vigilancia.
“En menos de un segundo perdí a mi hijo, y quiero saber: ¿cuánto debo esperar para que se haga justicia?”, preguntó su madre Samaria Rice en rueda de prensa en la ciudad de Ohio.
“Queremos justicia para Tamir”, añadió el tío del niño Michael Petty, quien pidió que el caso fuera investigado por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) , si las autoridades locales no lograban ser más eficaces.
Los abogados de la familia Rice dijeron que la oficina del sheriff del condado de Cuyahoga, que tomó el caso de manos de la policía de Cleveland en enero, todavía no los había contactado.
“Dado que no sabemos si se va a necesitar un examen médico adicional, el cuerpo de Tamir Rice todavía no ha sido enterrado”, añadió.
Rice es la víctima más joven de varios afrodescendientes que han muerto a manos de la policía en los últimos meses, lo que reavivó tensiones raciales en el país y el debate sobre el comportamiento de los uniformados con la comunidad negra.
Otro abogado de la familia Rice, Walter Madison, también fustigó la lentitud de la investigación. Samaria Rice presentó una demanda federal en diciembre con el fin de que la policía asumiera la responsabilidad de lo que había hecho a su hijo.
Una investigación federal demostró entonces que la policía de Cleveland solía recurrir a un uso excesivo de la fuerza, y que habían considerado al policía que abatió a Tamir Rice como no apto para ejercer su profesión en un suburbio de Ohio en 2012.