Jacobson, quien también visitará al cardenal cubano Jaime Ortega, invitó a un encuentro a prominentes disidentes, entre ellos la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler; José Daniel Ferrer, quien dirige un grupo opositor muy activo en el oriente de la isla, y a Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos, según indicaron los mismos opositores.
Washington ha declarado tras su decisión de normalizar sus lazos con La Habana, anunciada el 17 de diciembre, que mantendrá su compromiso con los derechos humanos en la isla de régimen comunista.
“Como elemento central de nuestra política, presionamos al gobierno cubano para que mejore las condiciones de los derechos humanos, incluida la libertad de expresión y de reunión”, indicó Jacobson el jueves al término de las conversaciones con el gobierno cubano.
La jefa de la delegación cubana, Josefina Vidal, reconoció que abordaron el tema de derechos humanos en las sesiones a puertas cerradas, pero indicó que no hubo presiones. “Yo le confirmo que la palabra presión no se usó, tengo que decirlo. No es una palabra que se usa en este tipo de conversaciones. Cuba nunca ha respondido ni responderá a presiones”, expresó Vidal.
Los disidentes cubanos no han ocultado su desazón por el cambio de política de Estados Unidos, que había sido su principal aliado y fuente de financiamiento durante medio siglo.
Jacobson invitó a desayunar a los disidentes en la residencia del jefe de la Sección de Intereses (SINA) , en el oeste de La Habana, que opera en ausencia de embajada. Después ofrecerá una conferencia de prensa en el mismo lugar.
Por la tarde, según una fuente de la Iglesia, la funcionaria estadounidense visitará al cardenal Ortega, quien se ha convertido en interlocutor privilegiado del gobierno de Raúl Castro.
Jacobson es la funcionaria estadounidense de mayor rango que visita Cuba desde 1980, año en que un enviado del presidente Jimmy Carter se reunió con Fidel Castro, ahora de 88 años y retirado del mando desde 2006, quien ha sido el gran ausente del histórico proceso de acercamiento entre ambos países.
Jacobson y Vidal admitieron el jueves que sus países tienen “diferencias profundas” en diversos temas, pero acordaron seguir dialogando para normalizar sus relaciones.
Vidal dijo que ambas delegaciones analizaron también la cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, así como en el enfrentamiento de derrames petroleros en el mar.
Cuba también propuso un “plan piloto para establecimiento del correo directo entre los dos países”, suspendido hace medio siglo, y una reunión bilateral para coordinar la lucha contra el ébola en Africa Occidental, donde La Habana envió a 256 médicos y enfermeros, dijo Vidal.
Además, ambas partes pusieron en la mesa los asuntos pendientes que esperan solucionar antes de la reapertura de embajadas, que fueron cerradas tras la ruptura de relaciones, en 1961.
Para Estados Unidos, los puntos a negociar son el fin de la prohibición para que los diplomáticos norteamericanos viajen por la isla, el envío sin obstáculos de equipos para la SINA y el libre acceso a la legación estadounidense, rodeada por cordones policiales.
La SINA, que ocupa un edificio de seis pisos situado en el emblemático Malecón de La Habana, ha sido escenario de provocaciones por décadas, orquestadas desde ambos lados de sus rejas. Fidel Castro la acusaba de “ser el Estado Mayor de la contrarrevolución” en la isla.
Por su parte, a Cuba le interesa el levantamiento del embargo económico estadounidense vigente desde 1962 y que la isla sea retirada de la lista norteamericana de naciones que patrocinan el terrorismo, lo que le daría acceso a créditos internacionales.
En coincidencia con la visita de Jacobson, la revista católica Palabra Nueva llamó a los cubanos a “no quedar atrapados” en los temores y rencores de medio siglo de confrontación entre Cuba y Estados Unidos, y aceptar el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
“Somos un pueblo herido por una larga confrontación, pero el dolor no es más grande en un lado que en el otro”, dijo la revista, en referencia a los cubanos de la isla y la diáspora, así como simpatizantes del gobierno comunista y los anticastristas.