El gobernador de ese estado del sur del país, John Bel Edwards, habló de inundaciones “sin precedentes” y afirmó que más de 10.000 personas, esencialmente en los alrededores de la capital, Baton Rouge, habían pasado la noche del domingo al lunes en refugios.
Al menos cinco personas encontraron la muerte durante estas inundaciones, según la cadena CNN, y el presidente Barack Obama declaró el estado de catástrofe natural que permite otorgar fondos federales de emergencia para financiar la ayuda a las víctimas. Sin dar cifras exactas, el gobernador Edwards afirmó que “miles” de viviendas quedaron dañadas. También aseguró que los socorristas habían rescatado a centenares de animales.
Las torrenciales lluvias comenzaron el viernes, con precipitaciones que alcanzaron entre 15 y 25 cm en algunas partes del sudeste de Luisiana y el sábado aumentaron, según el organismo de meteorología federal. La Guardia Nacional de Luisiana afirmó que cerca de 1.700 militares habían sido movilizados ante esta emergencia climática, y su número podría aumentar.