Los habitantes trataban de recuperar algunas pertenencias en el interior de lo que quedó de sus casas anegadas. Los equipos de rescate iban casa por casa en busca de víctimas de las inundaciones. Así, el numero de víctimas mortales fue ascendiendo lentamente y la portavoz del gobernador John Edwards Bel confirmó 13 muertes hasta ahora, dos más que el miércoles.
En muchas áreas, el nivel de las aguas había descendido y ya se estaban secando. No obstante, el Servicio Meteorológico Nacional estimó que habría que esperar hasta el viernes para que el agua remitiera hasta quedar por debajo del nivel de inundación. “Sigue habiendo inundaciones”, dijo el gobernador a los medios locales el miércoles, mientras recorría las zonas de desastre. “No quiero que nadie piense que dimos vuelta la página” .
Veintidós de las 64 parroquias del estado, el equivalente en Luisiana a los condados, han sido declaradas zonas de desastre, lo que permitirá darles asistencia federal.