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El Pontífice llamó a rechazar “la tentación de considerarnos seguros de nosotros mismos, de menospreciar a Dios, reivindicando una absoluta libertad de Él y de su Palabra”.
“Cuando encontramos el coraje de reconocernos por lo que somos, se necesita coraje para esto, nos damos cuenta de ser personas llamadas a enfrentar nuestra fragilidad y nuestros límites. Entonces puede suceder que nos toma la angustia, la inquietud por el futuro, por el miedo a la enfermedad y a la muerte”, agregó.
“Esto explica por qué tantas personas, buscando una salida, a veces toman atajos peligrosos, como por ejemplo el túnel de la droga o el de las supersticiones o los desgraciados rituales de magia”, afirmó.