Secretos offshore de Apple

Asesores fiscales de élite ayudan a Apple Inc. y a otros gigantes corporativos a evitar los impactos de las medidas enérgicas contra las maniobras de "doble irlandés".

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Era mayo de 2013 y el jefe ejecutivo de Apple Inc., Tim Cook, estaba enojado.

Se sentó ante el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos, que había realizado un estudio sobre cómo Apple había evadido decenas de miles de millones de dólares en impuestos, transfiriendo los beneficios hacia subsidiarias irlandesas que el presidente del subcomité denominó "empresas fantasma".

"Nosotros pagamos todos los impuestos que debemos, cada dólar", declaró Cook. "No dependemos de trucos fiscales... No escondemos dinero en ninguna isla caribeña".

Cinco meses después, Irlanda cedió a la presión internacional y anunció medidas enérgicas contra las empresas irlandesas que, como las filiales de Apple, afirmaban que casi la totalidad de sus ingresos no estaban sujetos a impuestos en Irlanda ni en ninguna otra parte del mundo.

Documentos recién filtrados arrojan luz sobre cómo el fabricante del iPhone respondió a estas medidas. A pesar del rechazo público del director ejecutivo a los paraísos isleños, a ellos fue a los que recurrió Apple cuando comenzó a buscar un nuevo refugio contra los impuestos.

Los asesores de Apple en uno de los bufetes de abogados más importantes del mundo radicados en Estados Unidos, Baker Mckenzie, sondearon uno de los principales jugadores en el sector offshore, otro bufete de abogados llamado Appleby, especializado en la creación y administración de empresas en paraísos fiscales.

En un cuestionario que Baker Mckenzie envió en marzo de 2014 figuraban 14 preguntas para las oficinas de Appleby en las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, Bermuda, la Isla de Man, Guernsey y Jersey.

Una de ellas decía: "Confirme que una empresa irlandesa pueda realizar actividades de administración… sin estar sujeta a tributación en el ámbito de su jurisdicción".

Apple también pidió garantías de que el clima político local seguiría siendo favorable: "¿Hay algún acontecimiento que sugiere que la ley puede cambiar de forma desfavorable en el futuro previsible?".

Al final, Apple se asentó en Jersey, una pequeña isla situada en el Canal de la Mancha que, como muchos de los paraísos caribeños, no cobra ningún impuesto sobre las ganancias corporativas para la mayoría de las empresas. Jersey iba a desempeñar un papel significativo en la recién configurada estructura fiscal irlandesa de Apple.

Bajo esta configuración, el fabricante de la Macbook ha podido seguir disfrutando de tasas ultrabajas de impuestos sobre la mayoría de sus ganancias y mantener fuera de Estados Unidos gran parte de sus ingresos en una gran montaña de 252.000 millones de dólares de dinero offshore. Mientras tanto, la ofensiva del Gobierno irlandés contra las empresas fantasma ha surtido poco efecto.

La verdadera historia de la cacería de islas de Apple se encuentra entre las revelaciones que emergen de una nueva filtración de registros corporativos secretos que revela cómo Apple, Nike, Uber y otras corporaciones multinacionales juegan el juego de los impuestos offshore –y cómo los principales bufetes las ayudan a explotar las diferencias entre los distintos códigos tributarios del mundo.

Los documentos proceden de los archivos internos del bufete de abogados offshore Appleby Global y del proveedor de servicios corporativos Estera, dos empresas que funcionaban conjuntamente bajo el nombre de Appleby hasta que Estera se independizó en 2016. Los archivos muestran cómo Appleby y, posteriormente Estera, desempeñaron un papel menor en la creación de muchas estructuras fiscales transfronterizas.

El diario alemán Süddeutsche Zeitung obtuvo los registros y los compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ por sus siglas en inglés) y sus medios asociados, incluyendo el New York Times y Univision en Estados Unidos, la australiana ABC, la BBC en el Reino Unido, Le Monde en Francia y CBC en Canadá.

Estas revelaciones se producen en momentos en que la Casa Blanca y el congreso de Estados Unidos están considerando reducir la tasa de impuestos federales sobre ingresos corporativos, bajándola de su techo actual del 35% al 20% o menos. El presidente Donald Trump ha insistido en que las empresas estadounidenses están recibiendo un trato perjudicial con las actuales disposiciones fiscales.

Los documentos demuestran que, en realidad, muchas de las grandes empresas multinacionales estadounidenses pagan muy bajas tasas de impuestos, gracias en parte a la complejidad de las estructuras empresariales que han establecido con la ayuda de una red mundial de asesores fiscales de élite.

En este sentido, Apple marcha a la cabeza. A pesar de que casi todos los diseños y desarrollos de sus productos se llevan a cabo en Estados Unidos, el fabricante de iPhone ha reportado durante años que aproximadamente dos tercios de sus ganancias mundiales se obtuvieron en otros países, donde ha podido acceder a bajas tasas de impuestos.

Ahora, los documentos filtrados ayudan a entender cómo Apple llevó a cabo una silenciosa reestructuración de sus compañías irlandesas a fines de 2014, lo que le permitió seguir pagando impuestos a tasas bajas sobre la mayoría de sus ganancias globales.

Las multinacionales que transfieren activos intangibles a paraísos fiscales y adoptan otras agresivas estrategias de evasión están costando a los gobiernos de todo el mundo cerca de 240 ,000 millones de dólares al año en ingresos fiscales, según un cálculo conservador hecho en 2015 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Los nuevos documentos revisados por ICIJ y otros medios asociacos proporcionan una visión de la forma en que funcionan esas estrategias. Muestran los métodos creativos que las empresas de asesoramiento inventan en respuesta a los intentos por parte de los reguladores de tomar medidas enérgicas contra semejantes refugios fiscales.

"Las empresas multinacionales estadounidenses son las grandes maestras a nivel mundial de los esquemas de evasión fiscal que agotan no sólo la recaudación de impuestos de Estados Unidos, sino la recaudación de impuestos de la mayoría de las grandes economías del mundo", dijo Edward Kleinbard, un exabogado corporativo que ahora es profesor de derecho tributario en la Universidad del Sur de California.

La administración Trump y el Congreso de Estados Unidos están considerando la posibilidad de conceder una exención tributaria que les permitiría a las grandes multinacionales traer de vuelta a casa un estimado de 2,6 billones de dólares que han guardado en filiales offshore, a una tasa impositiva mucho más baja.

Kleinbard dijo que la perspectiva de una gran exención tributaria corporativa "simplemente invita a las empresas a acelerar su estrategia de evasión de impuestos aún más en previsión de nuevas reducciones temporales de impuestos (tax holidays) en los años venideros. Y elimina la presión a favor de una reforma genuina".

Un vocero de Apple declinó responder una lista de preguntas acerca de la estrategia fiscal offshore de la compañía, salvo para decir que les informó a los reguladores en Estados Unidos, Irlanda y la Comisión Europea sobre su reorganización en el extranjero. "Los cambios que hicimos no redujeron nuestros pagos de impuestos en ningún país", dijo el portavoz.

Y añadió: "En Apple seguimos las leyes, y si el sistema cambia, vamos a cumplir. Apoyamos firmemente los esfuerzos de la comunidad mundial hacia una amplia reforma tributaria internacional y un sistema mucho más simple, y continuaremos abogando por eso".

Al transferir anquilamente marcas, patentes y otros activos intangibles a las compañías offshore, muchas otras empresas globales han podido reducir sus facturas de impuestos dramáticamente.

Los documentos filtrados muestran cómo los activos valiosos –incluidos los derechos a la marca Swoosh de Nike, la aplicación de transporte privado de Uber y las patentes medicinales que cubren todo, desde el Botox hasta los implantes mamarios– se le atribuyen a un bloque de oficinas de cinco pisos en Bermuda ocupado por Appleby y Estera.

La propiedad de la base de datos de usuarios de Facebook y la plataforma tecnológica para la mayoría de los países fuera de Estados Unidos, con un valor de miles de millones de dólares, se maneja a través de empresas con direcciones igualmente modestas en Gran Caimán utilizadas por Appleby y Estera, mientras que el rastro del dinero en Apple puede trazarse hasta un edificio utilizado por Appleby y Estera en Jersey, a unas 19 millas de las costas del norte de Francia.

Las direcciones compartidas por las dos empresas offshore en paraísos fiscales han acogido a secretas compañías fantasma enterradas profundamente dentro de la arquitectura corporativa de muchas de las grandes multinacionales. A pesar de las medidas adoptadas por los gobiernos para eliminar gradualmente estas lagunas, siguen siendo tan populares como siempre.

Gobiernos de todo el mundo han impugnado algunas de las estructuras tributarias que mantienen los clientes de Appleby y Estera –aunque no siempre con éxito–. Nike obtuvo un triunfo sobre el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos hace un año. Una disputa entre las autoridades fiscales estadounidenses y Facebook se sigue desarrollando en los tribunales.

A Apple, mientras tanto, se le está persiguiendo por 14.500 millones de dólares en impuestos atrasados irlandeses después de que reguladores europeos dictaminaron que Irlanda había concedido una ayuda estatal ilegal al aprobar la estructura tributaria de Apple.

Los documentos filtrados ayudan a explicar cómo tres jurisdicciones pequeñas –Países Bajos, Irlanda y Bermuda– se han convertido en destinos para grandes corporaciones que buscan evitar los impuestos sobre sus ingresos en el extranjero.

En conjunto, estos tres lugares representan menos de un tercio del 1% de la población mundial, pero representaron el 35% de todos los beneficios que las multinacionales estadounidenses reportaron haber ganado en el extranjero el año pasado, según el análisis de Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley.

Durante más de tres décadas las multinacionales estadounidenses se han vuelto más audaces, trasladando vastas porciones de beneficios hacia paraísos fiscales. Las preocupaciones acerca de sus tácticas fueron ignoradas hasta que las finanzas de los gobiernos de todo el mundo se vieron presionadas a raíz de la crisis financiera del año 2008. Comenzando en el otoño de 2012, la cuestión llegó a un punto crítico en un revoltijo de investigaciones gubernamentales, redadas de inspectores fiscales, periodismo investigativo y promesas de reforma.

Para el momento en que el Subcomité de Investigaciones del Senado de Estados Unidos publicó 142 páginas de documentos y análisis para su audiencia pública sobre la evasión de impuestos de Apple en mayo de 2013, todo el mundo ya estaba prestando atención. El subcomité descubrió que Apple les estaba atribuyendo miles de millones de dólares de ganancias cada año a tres subsidiarias irlandesas que no declararon "residencia fiscal" en ninguna parte del mundo.

Bajo la ley irlandesa, la mayoría de las empresas constituidas en Irlanda están obligadas a pagar impuestos sobre sus beneficios localmente. Pero si los directores pueden convencer a las autoridades fiscales irlandesas de que una empresa está "administrada y controlada" en el extranjero, a menudo puede evitar todos, o casi todos, los impuestos irlandeses.

Durante más de dos décadas, los directores de las tres empresas irlandesas de Apple –incluyendo, por muchos años, a Tim Cook– hicieron justamente eso. Al dirigir estas filiales desde la sede del grupo en California, evitaron la residencia fiscal irlandesa.

Al mismo tiempo, los directores sabían que sus empresas irlandesas no calificarían para residencia fiscal en Estados Unidos porque la ley tributaria estadounidense funciona de forma diferente. Bajo las regulaciones estadounidenses, una empresa tiene residencia fiscal estadounidense sólo si está constituida allí.

"Apple buscó el Santo Grial de la evasión fiscal: compañías offshore que afirman que no son, para efectos fiscales, residentes en ningún lugar de ninguna nación", dijo en la audiencia de 2013 el entonces senador Carl Levin (Demócrata de Michigan), presidente del subcomité senatorial.

El ministro de finanzas de Irlanda en el momento, Michael Noonan, en un primer momento defendió las políticas de su país, diciendo: "No quiero ser el chivo expiatorio para algún malentendido en una audiencia en el congreso de Estados Unidos". Pero en octubre de 2013, en respuesta a la creciente presión internacional, anunció planes para exigirles a las empresas irlandesas que declararan residencia fiscal en algún lugar del mundo.

En ese momento, Apple había acumulado 111 miles de millones en efectivo mantenidos casi en su totalidad por sus empresas fantasmas irlandesas fuera del alcance de las autoridades fiscales estadounidenses. Cada año, la pila de dinero crecía más y más a medida que miles de millones de dólares en ganancias se vertían en estas filiales de bajos impuestos.

Los funcionarios de la empresa querían mantener las cosas de esa manera, así que Apple buscó alternativas para reemplazar los refugios fiscales que Irlanda pronto cerraría. Al mismo tiempo, sin embargo, el fabricante del iPhone deseaba que su interés en el mundo offshore se mantuviera en secreto.

Como Cameron Adderley, director global de la división corporativa de Appleby, explicó en un mensaje de correo electrónico a otros socios principales: "Para aquellos de ustedes que no lo saben, los [funcionarios] de Apple son extremadamente sensibles en cuanto a la publicidad. También esperan que el trabajo que se está realizando para ellos solo se discuta entre el personal que está autorizado a saberlo".

Para Appleby, explicó Adderley, ésta era "una tremenda oportunidad para brillar a nivel mundial con Baker Mckenzie".

El papel de Baker Mckenzie en la creación de estructuras offshore para las multinacionales, y luego defenderlas cuando fuesen impugnadas por los reguladores fiscales, es legendario. El bufete de abogados también ha participado en el cabildeo en contra de las propuestas para tomar medidas enérgicas contra la evasión de impuestos por parte de los gigantes de la tecnología. Tiene 5,000 abogados en 77 oficinas de todo el mundo. Los exsocios incluyen a Christine Lagarde, la exministra francesa de Hacienda y ahora directora gerente del Fondo Monetario Internacional.

Tras puertas cerradas, Apple decidió que su nueva estructura fiscal offshore debería, con la ayuda de Appleby (posteriormente Estera), usar Jersey, una de las islas refugio más grandes con fuertes vínculos con el sistema bancario del Reino Unido, donde las filiales irlandesas de Apple ya tenían cuentas. Jersey es una dependencia de la corona del Reino Unido, pero hace sus propias leyes, establece sus propias tasas impositivas y no está sujeta a la mayoría de las legislaciones de la Unión Europea, por lo que es un conocido paraíso fiscal.

A medida que avanzaba los planes de Apple de utilizar una isla, surgía otro posible problema. A mediados de 2014, de nuevo bajo presión de otros gobiernos, los ministros irlandeses habían comenzado a explorar una prohibición de un refugio fiscal conocido como "doble irlandés", una estrategia de evasión utilizada por decenas de empresas, incluyendo Google, Facebook, LinkedIn y otras compañías tecnológicas, así como empresas farmacéuticas como Abbott Laboratories.

El doble irlandés les permite a las empresas recaudar ganancias mediante una unidad irlandesa que realmente emplea personas en Irlanda –y luego enviar estas ganancias a una segunda filial irlandesa que afirma tener residencia fiscal en una isla de bajos impuestos como las Bermudas, las Islas Caimán o la Isla de Man.

Estas medidas enérgicas podrían haber interferido con los nuevos planes de Apple en Jersey antes de que despegaran. Aunque estaba destinado a las estructuras de doble irlandés, el potencial cambio en la regulación les prohibiría a todas las compañías irlandesas alegar residencia fiscal en un paraíso fiscal.

Aunque el fabricante del iPhone no estaba en condiciones de protestar mucho, otros sí lo hicieron. Terilea Wielenga, radicada en California, y presidenta del Instituto de Ejecutivos de Impuestos, escribió al Ministro de Hacienda irlandés Noonan en julio de 2014 advirtiéndole que la prohibición de las estructuras de doble irlandés "podría no ser prudente". Y si los ministros irlandeses insistían en avanzar, harían bien en incorporar "un importante período de transición".

Lo que su carta no dijo, pero que ahora muestran los documentos filtrados de Appleby, era que Wielenga estaba silenciosamente orquestando una prolongada estructura de doble irlandés en el fabricante de Botox, Allergan, en el cual ella trabajaba en aquel momento como jefa de impuestos. Durante más de una década, la estructura ha enviado las ganancias fuera de Irlanda, donde Allergan tiene una fábrica de Botox, hacia Bermuda.

ICIJ intentó contactar a Wielenga por correo electrónico, pero no recibió respuesta. Allergan no respondió las preguntas específicas acerca de sus asuntos fiscales, pero dijo: "Allergan acata todas las leyes tributarias aplicables y las normas contables y paga todos los impuestos adeudados en todas las jurisdicciones donde realiza negocios".

El cabildeo pareció funcionar.

Irlanda incluyó una generosa cláusula de protección para Allergan y otras multinacionales que utilizaban estructuras fiscales irlandesas. "Para las empresas existentes, se prevé un período de transición hasta finales de 2020", declaró Noonan el 14 de octubre de 2014.

Más precisamente, según reveló la letra pequeña de los documentos normativos, las disposiciones de protección se aplicarían no sólo a las compañías existentes cuando el ministro de finanzas habló, sino también a cualquier nueva creada a finales de 2014.

Eso le dio a Apple el tiempo suficiente. Para inicios de 2015, había reestructurado sus asuntos en Irlanda, incluyendo la obtención de residencia fiscal en Jersey para Apple Sales International and Apple Operations International, dos de las tres empresas fantasma irlandesas mencionadas en la investigación del senado de Estados Unidos un año antes.

Durante los cinco años previos Apple Sales International había sido el mayor generador de ganancias de Apple, produciendo más de 120,000 millones de dólares, o cerca del 60% de los ingresos mundiales de Apple.

Mientras tanto, gran parte de esos beneficios se transferían como dividendos a Apple Operations International, descrita por Cook como "una empresa creada para proporcionar una forma eficaz de administrar el dinero de Apple".

Antes de su traslado a Jersey, las dos filiales habían desempeñado un papel importante ayudando a Apple a acumular y mantener 137,000 millones en efectivo –casi todo procedente de ganancias no estadounidenses apenas gravadas por otros gobiernos del mundo.

Las últimas cifras indican que, desde la reorganización de Apple de sus empresas irlandesas, esta suma ha aumentado en un 84%, aunque Apple no confirma cuáles de sus filiales extranjeras poseen este efectivo.

Este montón de dinero ha hecho de Apple inadvertidamente uno de los mayores fondos de inversión del mundo, y sus reservas de efectivo offshore se han aprovechado en una cartera que incluye bonos corporativos, deuda pública y valores respaldados por hipotecas.

Apple no fue la única multinacional que se movilizó rápidamente para aprovechar una última oportunidad antes del inicio de 2015.

"A finales de 2014 se cierra una ventana de oportunidad", le explicaron los asesores del gran bufete de abogados estadounidense DLA Piper a CitiXsys, un proveedor de software minorista con sede en Nueva York. DLA Piper estableció un calendario frenético de constituciones y traspasos de propiedad intelectual que debían aprobarse rápidamente antes del nuevo año para configurar un doble irlandés.

Como explicó DLA Piper, este arreglo "debe ser administrado y controlado en [una] jurisdicción de 0% o bajos impuestos, como la Isla de Man, donde se reconoce la mayor parte de los beneficios". De esa forma, toda la estructura "produce una muy baja tasa impositiva efectiva, aproximadamente del 5% al 7%".

ICIJ contactó a CitiXsys y otras multinacionales que aparecen en este artículo. CitiXsys no respondió y Uber declinó hacer comentarios al respecto. Nike. Facebook y Allergan declinaron responder preguntas, pero proporcionaron declaraciones generales alegando que cumplen plenamente las reglamentaciones fiscales en los países donde operan.

El bufete DLA Piper declinó comentar mientras que Baker Mckenzie dijo que no discute los asuntos de los clientes. Appleby declinó responder preguntas, pero dice en su página web: "Somos un bufete de abogados offshore que asesora a los clientes sobre formas legítimas y legales para administrar sus negocios". Estera, la empresa de servicios corporativos que se separó de Appleby a principios de 2016 y continúa administrando muchas compañías offshore en nombre de clientes, declinó hacer comentarios.

Si bien la estructura ensamblada por CitiXsy se asemeja a las estructuras adoptadas por Facebook, Google y otros que usan el "doble irlandés", las reorganizadas empresas irlandesas de Apple parecen funcionar de manera muy diferente.

El fabricante de iPhone se negó a responder las preguntas de ICIJ sobre su nueva configuración, pero esta parece darle un papel clave a otra de las filiales irlandesas de Apple, una compañía llamada Apple Operations Europe.

Junto con Apple Operations International y Apple Sales International, la empresa formó las tres empresas irlandesas criticada por senadores estadounidenses en 2013 por ser "empresas fantasma", sin residencia fiscal en alguna parte del mundo.

En 2015, el endurecimiento de las leyes irlandesas había forzado a las tres a encontrar una nueva residencia fiscal. Pero, aunque las otras dos compañías irlandesas establecieron su residencia en Jersey, Apple Operations Europe se convirtió en residente fiscal de Irlanda, el país de su incorporación.

Un indicio en cuanto a por qué las multinacionales podrían querer tienen filiales en Irlanda puede encontrarse, una vez más, en el anuncio sobre el presupuesto del ministro de finanzas irlandés Noonan en 2014.

Mientras los titulares de los medios se centraban en su decisión de tomar medidas enérgicas contra los arreglos de doble irlandés, se les prestaba menos atención a otras medidas que no se mencionaron en su discurso sobre el presupuesto, pero que estaban contenidas en los documentos políticos que lo acompañaban. En particular, el papeleo reveló planes para ampliar un ya generoso régimen fiscal para empresas que aportan bienes inmateriales a Irlanda.

El incentivo, conocido como asignación de capital, ofrecía a las compañías irlandesas grandes deducciones fiscales si gastaban el dinero comprando propiedades intangibles caras. Importante para las multinacionales, sin embargo, era el hecho de que también estaba disponible para una empresa irlandesa que comprara bienes intangibles de otra empresa dentro del mismo grupo.

El acuerdo fue especialmente atractivo para las multinacionales que estaban en posición de vender sus bienes inmateriales en Irlanda desde una filial en un paraíso fiscal, donde la ganancia de la venta no sería gravada.

En efecto, a pesar de que la venta interna no le costaría nada a la multinacional, tal medida podría producir enormes exenciones de impuestos en Irlanda. Incluso antes de que Noonan endulzara los términos de este régimen fiscal, algunos expertos sugirieron que el mismo podría ser usado para lograr tasas de impuestos tan bajas como 2.5%.

Apple se negó a contestar a preguntas sobre si ha aprovechado esta exención tributaria mediante la venta de ciertos derechos para utilizar sus bienes intangibles de Apple Sales Internationa en Jersey a Apple Operations Europe, en Irlanda.

Sin embargo, está claro que una gran cantidad de bienes inmateriales aterrizó bruscamente en Irlanda durante el período en que Apple reorganizó sus tres filiales irlandesas. De hecho, el producto interno bruto del país para el año 2015 aumentó en un increíble 26%, impulsado por cerca de 270,000 millones de dólares de activos inmateriales que aparecieron de repente en las cuentas nacionales de Irlanda a inicios del año (más que todo el valor de la propiedad residencial en Irlanda).

El economista ganador del premio Nobel Paul Krugman llamó el acontecimiento "economía de los duendes".

El ICIJ mostró los resultados de su investigación a J. Richard Harvey, profesor de derecho de la Universidad Villanova, y Stephen Shay, profesor titular de la Facultad de Derecho de Harvard. En 2013, ambos testificaron ante un comité del Senado de Estados Unidos sobre la anterior estructura irlandesa de Apple. Los dos le dijeron al ICIJ que parecía probable que el fabricante de iPhone hubiera transferido activos intangibles a Irlanda.

"Si bien no está 100 por ciento claro cómo Apple ha reestructurado sus operaciones irlandesas, una gran posibilidad es que hayan transferido más de 200,000 millones de activos intangibles valiosos ... a una compañía residente en Irlanda, por ejemplo Apple Operations Europe", dijo Harvey.

Shay agregó: "Al usar los alivios impositivos a la propiedad intangible irlandesa, Apple probablemente pagará poco o ningún impuesto irlandés adicional en los años por venir sobre los ingresos de Apple Operations International".

El Departamento de Finanzas irlandés dijo a ICIJ: "El régimen irlandés para bienes de capital de activos inmateriales es similar en líneas generales a los regímenes disponibles en otros países y no confiere ningún beneficio adicional a las multinacionales". Sin embargo, en octubre de 2017 Irlanda revirtió los términos endulzados que Noonan había añadido a la exención tributaria tres años antes.

Apple dice que tras su reorganización paga más impuestos irlandeses que antes. "Los cambios que realizamos no redujeron nuestros pagos de impuestos en ningún país", dijo Apple en una declaración. "De hecho, nuestros pagos a Irlanda aumentaron considerablemente y durante tres años (2014, 2015 y 2016] hemos pagado 1,500 millones de dólares en impuestos allí (el 7% de todos los impuestos corporativos que se pagan en ese país").

Pero el fabricante del iPhone todavía no dice cuántas ganancias obtiene a través de sus empresas irlandesas, lo cual hace imposible determinar si 1,500 millones de dólares es una gran cantidad de impuestos a pagar en tres años.

Reuven Avi-Yonah, director del programa de impuestos internacionales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan, dijo que Apple estaba "decidida a no ser lastimada" cuando tuvo que abandonar su estructura irlandesa anterior. "Así es como suele funcionar: cierras un refugio fiscal y se abre algo más", dijo. "Y así indefinidamente".

Jesse Drucker, reportero del New York Times, contribuyó a este artículo.

Traducción al español realizada por Univision Noticias para el resto de socios de ICIJ

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