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El sorprendente y triste ofrecimiento fue publicado en la red social Facebook por Regis Oliveira, un hombre de 25 años que se ofrece como conductor o guardaespaldas, con posesión de arma, y que está sin trabajo desde hace tres meses.
“Pensé que sería un buen modo de atraer la atención de quientiene la posibilidad de darme un empleo”, explicó al sercontactado por la prensa local y confirmar que pagó 500 reales (unos 140 euros) por la final que todo brasileño quisiera ver.
Claro que cuando compró su entrada todavía tenía trabajo,aclaró Oliveira, quien confesó que “al principio mi idea eravenderla, pero después se me ocurrió esta idea de cambiarla portrabajo”. Todo un síntoma de este Brasil.