“Es imposible saber cuándo será enterrado en una bóveda (en su ciudad natal de Mercedes), ya que es una decisión familiar”, dijo Esteban Rossi el director de Seguridad del municipio, a 110 kilómetros al oeste de Buenos Aires.
Rossi sólo pudo confirmar que los restos mortales del militar aún no han sido llevados a esa localidad, de economía rural y unos 65.000 habitantes.
El cuerpo de Videla fue retirado de la morgue judicial el jueves, tras la autopsia de rigor, sin que la familia haya revelado dónde está depositado el ataúd.
“Los restos podrían ser traídos a Mercedes. La familia tiene una bóveda privada”, precisó el funcionario.
Centenares de manifestantes repudiaron la noche del miércoles en las calles de Mercedes la posible inhumación de Videla en el cementerio de la ciudad.
“Ni vivo ni muerto, que no descanse en paz”, “Apertura de los archivos de la dictadura”, eran las leyendas pintadas en los carteles levantados por los vecinos.
Organizaciones políticas y sociales colgaron además en el portal del cementerio pancartas con los nombres de desaparecidos en esa localidad durante la dictadura que rigió entre 1976 y 1983.
Sobre Videla pesaban dos condenas a cárcel de por vida y otra a 50 años, por crímenes de lesa humanidad, desapariciones, ejecuciones, torturas y sustracción de bebés que eran hijos de prisioneros políticos.
Días antes de su muerte, el exgeneral del ejército terrestre había declarado en otro juicio que se sigue por el Plan Cóndor de coordinación represiva en América latina.