La deforestación en el último año arrasó casi 1.800 km2 de la mayor selva tropical del mundo más que la registrada entre agosto de 2014 y julio de 2015 (6.207 km2) y prácticamente dobló la registrada entre agosto de 2011 y julio de 2012 (4.571 km2), cuando el país alcanzó su menor nivel en varias décadas.
Igualmente superó la medida en el período 2008-2009 (7.464 km2) y tan solo se ubicó por debajo de la registrada en el período 2007-2008 (12.911 km2), según los datos divulgados por el Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE).
El organismo destacó que, pese al crecimiento en 2016, la deforestación de la Amazonia en el último año fue en un 71 % inferior a la medida en 2004, cuando el Gobierno puso en marcha su principal plan para prevenir y reducir la deforestación del considerado mayor pulmón del mundo.
El INPE mide anualmente la deforestación de la Amazonia mediante la comparación de las imágenes de satélites de vigilancia terrestre.
El crecimiento de la deforestación amenaza el cumplimiento de la meta que se impuso el Gobierno brasileño de reducir la deforestación de la Amazonia a un área inferior a 4.000 km2 al año a partir de 2020.
La meta figura entre los compromisos que Brasil asumió en el Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases contaminantes, ya que la tala y el incendio de bosques son los principales responsables por los gases emitidos por el país.
Según las organizaciones no gubernamentales que componen el llamado Observatorio del Clima, el aumento de la deforestación en 2016 representa un crecimiento adicional de 130 millones de toneladas de gas carbónico de las emisiones brasileñas.
“El área devastada dobla la meta que Brasil estableció para 2020. Nos estamos alejando cada vez más del compromiso”, afirmó Tasso Azevedo, uno de los coordinadores del Observatorio del Clima.
Los ambientalistas atribuyen el crecimiento de la deforestación a la falta de recursos para financiar las campañas de combate a la tala y para mantener a los guardas forestales, que consideran uno de los efectos de la actual crisis económica y de la decisión del Gobierno de promover un profundo ajuste fiscal para reducir sus gastos.
El Ministerio de Medio Ambiente, sin embargo, divulgó un comunicado en el que destacó el significativo crecimiento del presupuesto destinado a las entidades involucradas en el combate a la deforestación, como el Instituto de Medio Ambiente (IBAMA) y el Servicio Forestal Brasileño.