“Hasta este 5 de septiembre ya existían 200 zonas Wi-Fi en toda Cuba”, dijo el director de Comunicación de Etecsa, Luis Díaz, al diario Juventud Rebelde. Aunque el programa de la empresa era extender el servicio en 2016 a 80 zonas más, “entre enero y este septiembre, Etecsa montó otras 135 zonas Wi-Fi, número que demuestra la voluntad de brindar acceso a la red de redes en nuestro país”, añadió.
Las zonas Wi-Fi están ubicadas en plazas, parques y espacios abiertos, donde cada día puede verse a decenas de personas conversando a viva voz con amigos y familiares en otros países con la vista fija en la pantalla de sus teléfonos móviles. En Cuba no existe aún el servicio libre de internet a domicilio, que sólo gozan médicos, académicos y periodistas.
Aunque existen numerosas salas de navegación, Etecsa encontró en las zonas Wi-Fi una vía para extender su servicio, cuya densidad sigue siendo muy baja para los 11,1 millones de habitantes. Según cifras oficiales, 348 cubanos de cada 1.000 tuvo acceso a internet en 2015. Instituciones estatales, universidades, centros de investigación y otras entidades también reciben el servicio.
La dificultad principal sigue siendo los costos. Aunque Etecsa bajó sus tarifas el año pasado, la hora de conexión cuesta 2 dólares, alto para la media mundial y para un país donde el salario medio ronda los 20 dólares mensuales. Según Juventud Rebelde, en lo que va de 2016 Etecsa ha vendido 5,3 millones de tarjetas de conexión de una hora. Como la cantidad de personas que acuden a esas zonas desbordan con creces la posibilidad de alcanzar un banco donde sentarse y lo hacen en las aceras.