TOKIO. Lecomte, nacido en Francia hace 50 años y residente en EE.UU., quiere convertirse en el primer hombre en atravesar a nado los 9.000 kilómetros que separan los dos extremos del Pacífico sin ayuda de ningún tipo de flotador, y acompañado por un yate que le prestará apoyo médico, científico y logístico.
El francés ya cruzó el Atlántico a nado en 1998.
Este atleta y activista planea sumergirse el próximo día 5 en la playa de Choshi (Chiba, este de Tokio) y nadar durante los próximos 6 u 8 meses hasta llegar a la costa de San Francisco.
“He entrenado física y mentalmente durante siete años para este momento. Me siento preparado”, afirma un confiado Lecomte, quien nadará equipado con un traje de neopreno, gafas y tubo de esnórquel y aletas, además de una pulsera repelente de tiburones.
Interés científico
Tras culminar aquella travesía trasladó su punto de mira al Pacífico, aunque para embarcarse en un nuevo desafío quiso contar “con una motivación más allá del mero reto personal” y en particular, contribuir a resolver la contaminación oceánica de plástico.
Lecomte se alió entonces con oceanógrafos, quienes vieron en su recorrido transpacífico una “oportunidad única” para analizar los niveles de micropartículas de plástico en las aguas y sus posibles efectos en el ecosistema y la salud humana.
Según la ONU, cada año 8 millones de toneladas de plástico van a parar a los océanos, que son ingeridos por los animales marinos y entran en la cadena alimentaria hasta llegar a nuestros platos.
El equipo también medirá los niveles de cesio 134 y cesio 137, con el objetivo de determinar hasta qué punto se han extendido por el Pacífico estos dos isótopos radiactivos vertidos por la accidentada central nuclear nipona de Fukushima a raíz de la catástrofe de 2011.
La odisea prevista
El yate “Discoverer”, en el que el deportista embarcará para descansar después de nadar unas ocho horas diarias, cuenta con una tripulación de dos médicos, seis marineros e investigadores y dos cámaras que documentarán la travesía.
La embarcación marcará la localización de Lecomte con GPS de modo que pueda retomar su recorrido cada día exactamente en el punto en que se detuvo la jornada precedente, y la retransmitirá en directo a través de las redes sociales.
El ritmo al que aspira el nadador es de entre 32 y 64 kilómetros diarios, en función de la corriente y de las condiciones meteorológicas.
Para cubrir semejante demanda energética, ingerirá una dieta de unas 8.000 calorías al día basada en alimentos hipocalóricos como el arroz, la pasta o los aceites y otras grasas.
Lecomte espera encontrarse con “muchos animales marinos” durante su largo viaje, Y su recorrido previsto atraviesa una amplia zona migratoria de tiburones blancos.
Aunque admite que “existe la posibilidad de ser atacado” por uno de estos gigantescos depredadores, su “mayor miedo” es que se produzcan imprevistos técnicos en el barco o sufrir algún tipo de lesión que puedan retrasar la expedición.