Este organismo independiente, que supervisa la labor de las fuerzas de seguridad, revela que personas con problemas mentales y otros miembros de la sociedad son arrestados y reciben a menudo un “tratamiento inadecuado”.
La detención policial está siendo utilizada como “un sustituto de la atención social y sanitaria”, provocando el arresto de personas que en muchos casos lo que necesitan es atención médica, según ese estudio.
El documento analiza el trato a niños, personas con enfermedades mentales y miembros minorías étnicas, quienes “pueden ser especialmente vulnerables”.
Subraya no obstante que la mayoría de las personas detenidas por la policía son sido tratadas con “respecto y cuidado” y los agentes “intentan satisfacer las necesidades de las personas vulnerables”.
En la mayoría de los casos, apunta el análisis, los niños y las personas con enfermedades mentales fueron detenidos porque no hubo ningún otro servicio alternativo de atención.
“Las medidas de control de la policía están diseñadas para criminales violentos y no para niños asustados o en crisis por un problema mental”, asegura el informe.
“Las necesidades de un niño abandonado por sus padres o de una persona en medio de una crisis mental son muy diferentes a las de un delincuente”, dijo la inspectora Dru Sharpling.
Sin embargo, añadió Sharpling, “las celdas policiales no pueden hacer esa distinción. Creo que a la gente le sorprendería la cantidad de calabozos que están llenos de niños y adultos vulnerables en lugar de criminales”.
Según Sharpling, cada servicio público “debe cumplir ” plenamente con sus responsabilidad para asegurar que la detención por parte de la policía no se convierta en la opción por defecto para las personas vulnerables “ que necesitan atención”.
El estudio reveló también que la policía acude cada vez con más frecuencia a los hogares británicos para ayudar a los padres a mantener el control sobre sus hijos, en muchos casos ante situaciones menores, como discusiones en torno a la programación de la televisión.