Los atacantes empezaron a quemar iglesias en el país poco después de la sangrienta expulsión, el miércoles, de los seguidores de Mursi que acampaban en dos plazas de El Cairo, en lo que parece una represalia.
“La gente está muerta de miedo; nadie se atreve a salir de casa”, dijo Marco, un ingeniero de 27 años, por teléfono a la AFP desde la ciudad de Sohag. Lo peor es que los atacantes “saben dónde viven los coptos”, pues tras quemar varias iglesias empezaron con las viviendas.
La Unión Juvenil Maspero, un movimiento de la juventud copta, está convencida de que se trata de una “guerra de represalias” contra la minoría religiosa, que representa el 10% de la población egipcia.
El grupo acusó a los seguidores de Mursi de convertirlos en blanco en respuesta al apoyo del papa de los coptos Tawadros II al golpe militar que expulsó del poder el 3 de julio al líder islamista.
La Iniciativa Egipcia por los Derechos Humanos (EIPR), una ONG local, dice que el miércoles se quemaron al menos 25 iglesias, así como escuelas cristianas, tiendas y viviendas en las 27 provincias del país.
El arzobispo caldeo iraquí, Louis Sako, dijo a la AFP que una de las iglesias de su comunidad fue quemada el miércoles. “Es un auténtico desastre”, dijo antes de advertir que la región es un “volcán peligroso”.
Para Marco, los ataques contra las iglesias no son ninguna sorpresa, pues ya habían sido blanco en otras ocasiones. Pero lo que más le impactó fueron los incendios de las viviendas de coptos y los saqueos de sus negocios.
Los atacantes “gritaban eslóganes a favor de Mursi y llevaban cintas en la cabeza con la frase ’Hermanos Musulmanes’ escrita”, explicó.
La Unión Juvenil Maspero, que ha documentado la violencia de que fueron víctimas los cristianos durante el año que permaneció Mursi en la presidencia, también culpa de los ataques a los seguidores del líder depuesto. “Los coptos son blanco de ataques en nueve regiones, lo que genera miedo, pérdidas y destrucción solo porque son cristianos”, dijo el grupo.
Los seguidores de Mursi acusan a menudo a los cristianos de apoyar al presidente Hosni Mubarak, que fue depuesto a raíz de la revuelta de 2011. Pero los cristianos también eran víctimas cuando Mubarak estaba en el poder.
El jueves, el gobierno interino instalado por el ejército dijo que los ataques contra los cristianos egipcios son la “línea roja” y aseguró que las autoridades “responderán enérgicamente” a cualquier provocación.
Poco después, el ministro de Defensa, general Abdel Fatah al Sisi, el jefe de las fuezas armadas que lideró el golpe, aseguró que el ejército pagará la reconstrucción de las iglesias destruidas.
El primer ministro interino Hazem Beblawi también anunció el jueves que se reunirá con el papa copto para manifestarle su solidaridad.
La agencia de noticias estatal MENA informó que 80 partidarios de Mursi han sido detenidos y serán juzgados por tribunales militares por su supuesta participación en los incendios de iglesias en la provincia de Suez el miércoles.
Los Hermanos Musulmanes no se han manifestado al respecto, salvo para sugerir que las autoridades están detrás de la violencia. “El régimen salido del golpe militar está restaurando la violencia sectaria como hicieron cuando Mubarak estaba a punto de caer”, dijo el portavoz Gehad el Haddad en Twitter.
Ishak Ibrahim, un investigador del EIPR sobre asuntos religiosos, dice que el Estado “tiene que intervenir para proteger a la población. Se necesitan acciones concretas tras los grandes discursos”.
Según él, el “discurso del odio” que hay contra los cristianos en todo el país es más de los salafistas, los islamistas más conservadores, que de los Hermanos Musulmanes. La mayoría de los ataques han tenido lugar fuera de las grandes ciudades, en áreas donde la presencia de las fuerzas del orden es mínima.
“Familias que tienen demasiado miedo para salir a comprar comida esperan algo concreto”, dijo Karem, otro habitante de Sohag.