Khan, jefe del Partido de la Justicia (PTI) , y ex estrella de cricket con el porte de un playboy rebelde, multiplica las acciones desde hace una semana para desestabilizar al poder.
El desafío podría llegar a su punto culminante este martes. Khan, tras reunirse con su aliado el líder político religioso Tahir Ul Qadri, acusa al gobierno de fraude electoral y ha instado a sus seguidores a la “desobediencia civil” y a dejar de pagar impuestos y facturas de la luz.
Asimismo, anunció la dimisión en bloque de sus diputados en el parlamento y propuso esa marcha hacia la “zona roja” de Islamabad.
El PTI es la tercera formación del Parlamento nacional paquistaní, y también tiene escaños en las asambleas de los estados de Punjab, Baluchistán y Sindh. Todos esos escaños serán abandonados por los diputados, informó el vicepresidente del PTI, Shah Mehmood Qreshi.
Khan y Tahir ul Qadri reclaman la dimisión del primer ministro Sharif, cuya legitimidad ponen en tela de juicio.
La “zona roja”, hacia donde se dirige la marcha opositora, es un sector ultraprotegido por policías y paramilitares, que alberga al mismo tiempo el parlamento, la residencia del primer ministro, y las grandes embajadas, entre ellas las de Estados Unidos, Reino Unido o Francia.
El religioso moderado Tahir ul Qadri, que había dado al gobierno hasta el martes de plazo para dimitir, prevé reunir a sus partidarios el martes por la tarde en una “asamblea popular” que determinará qué pasos se han de tomar ulteriormente. Por su lado Khan prometió traspasar al final de la jornada del martes el perímetro de la “zona roja”.
“Es un momento determinante para Pakistán” escribió este martes en su cuenta Twitter, en la que pide una marcha “no violenta”.
Miles de personas convocadas por Khan y Ul Qadri ya se manifestaron por las calles de Islamabad el domingo para pedir la dimisión del primer ministro Sharif. Los opositores acusan al gobierno de haber llegado al poder en 2013 mediante fraudes masivos en las elecciones, pese a que éstas fueron validadas por observadores internacionales.
El gobierno respondió a los opositores a través del ministro de Desarrollo, Ahsan Iqbal. “Si no se protegen las instituciones, la historia no los perdonará. Este parlamento no pertenece a un partido sino a los 180 millones de habitantes del país”, afirmó el ministro, e instó a Khan y a Qadri a “negociar”.
En todo caso, la acción de los opositores parecía este martes no haber prendido demasiado entre la población. Khan y Qadri habían prometido congregar a un millón de manifestantes en una “sentada”, pero mediada la jornada sólo había algunos miles —eso sí, muy determinados— reunidos en el centro de la capital.