Los dirigentes de Corea del Sur realizaron el jueves dos llamadas a los del Norte para comprobar la conexión a través de la línea de comunicación de la fronteriza Aldea de la Tregua de Panmunjom, pero no recibieron respuesta por segundo día consecutivo.
“Seguiremos realizando a diario las llamadas rutinarias a Corea del Norte”, indicó una portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano, que confirmó que la única vía de comunicación entre las Coreas aparentemente sigue operativa aunque el Norte rehúsa contestar.
Pyongyang cortó esta línea telefónica el pasado 11 de marzo en plena campaña de hostilidades y la reabrió el pasado viernes, en uno de los gestos de distensión que protagonizaron Norte y Sur los pasados días y que les llevó a programar su primer encuentro bilateral de alto nivel en seis años.
Sin embargo, un día antes de la fecha programada, el encuentro fue cancelado por la falta de acuerdo en el rango de los participantes lo que ha causado una guerra de reproches mutuos por el fracaso de la convocatoria.
Corea del Sur acusó desde el principio al Norte de tratar de enviar a la cita a una autoridad de menor nivel, mientras el régimen de Kim Jong-un se pronunció hoy por primera vez para acusar a Seúl de obstruir deliberadamente la celebración del encuentro.
La cancelación de la que podría haber sido histórica cita entre las dos Coreas ha provocado dentro de Corea del Sur una batalla política entre el conservador partido gobernante Saenuri y la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático Unificado (PDU).
Hoy, varios representantes del PDU han culpado a Seúl de ser demasiado intransigente y desaprovechar la oportunidad histórica de garantizar la paz al abrir una nueva etapa de reconciliación con el Norte, aunque también han reprochado la actitud del país comunista.
Norte y Sur protagonizaron los pasados meses uno de los episodios de tensión más graves de sus seis décadas de enemistad desde que la Guerra de Corea (1950-53) confirmó la división en dos de esta península del nordeste de Asia.