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En un poblado de Onsong, provincia de Hamgyong del Norte, unas cien viviendas fueron destruidas en una zona donde se estima se producen desplazamientos en la frontera, mientras activistas exiliados en Corea del Sur advirtieron que fueron perpetradas ejecuciones sumarias.
“El régimen cree que reprimir el fenómeno de las deserciones es un método eficaz para permanecer en el poder”, dijeron las fuentes del gobierno surcoreano.
Corea del Norte intensificó el control en las fronterasinstalando además nuevos sistemas de vigilancia, entre ellosdispositivos que rastrear las fuentes de origen de señales deteléfonos móviles.