Esto es según informaciones de la revista Der Spiegel.
El semanario, citando fuentes de la investigación, explica que se han registrado las cinco consultas y se han confiscado los historiales médicos de Lubitz, quien, según la Fiscalía, hasta la víspera de la tragedia aérea buscó en internet información sobre modo y métodos para suicidarse.
Varios de los médicos a los que acudió el copiloto, de 27 años, se pusieron en contacto con la policía para informar de que el joven había sido paciente suyo al aparecer su nombre en los medios de comunicación.
Entre los especialistas, según Der Spiegel, hay neurólogos y psicólogos.
La Fiscalía de Düsseldorf había revelado que Lubitz había recibido hace años, antes de conseguir su licencia como piloto, tratamiento psicoterapéutico por “tendencias suicidas”.
Al registrar sus viviendas descubrió que estaba en tratamiento y que además tenía una baja médica para el día de la catástrofe, que no había comunicado a Germanwings, la filial de bajo coste de Lufthansa.
Según la aerolínea, Lubitz informó a su escuela de vuelo en 2009, al retomar su aprendizaje tras una interrupción de meses, de que había sufrido un episodio de depresión grave del que presumiblemente se había restablecido.
La Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) de Francia señaló hoy que un primer análisis de la segunda caja negra del avión siniestrado refuerza la tesis de que el copiloto estrelló el aparato de forma deliberada.
El examen provisional de esa segunda caja, que registra los parámetros técnicos del vuelo, muestra que recurrió al piloto automático para iniciar el descenso y que lo modificó posteriormente para incrementar la velocidad.